Durante años, han jugado entre políticos, entidades benéficas (aunque poco lo parecen) y la misma Iglesia, que es una forma estupenda de evadir el bulto y no hacer nada, a señalar como culpable de su estado al que entre los citados tenía más cerca. Todavía hoy, que si cesiones, que si presupuestos, que si leche. De la iglesia, modesta, genuina, preciosa, cada vez nos queda menos a los que no entendemos de cifras, de balances ni de programas políticos, pero sí tenemos ojos.
sábado, 12 de febrero de 2011
LA RONDA QUE SE CAE A PEDAZOS. NUESTRA SEÑORA DE GRACIA
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