lunes, 14 de febrero de 2011

CIUDAD SOÑADA

   Muchas cosas habría que destruir y otras que enmendar, si es que queremos que, urbanística y paisajísticamente Ronda vuelva a ser la ciudad que soñaron como paradigma de lugares hermosos, poetas, pintores, músicos  y artistas. Algo que, dado el giro de los tiempos y de los reconocidos enjuagues y compadreos, se ve ciertamente difícil. Tanto hemos repetido lo de ciudad soñada en carteles publicitarios, revistas y ferias de turismo que, cegados los naturales,  hemos llegado en algún momento de debilidad sentimental a creérnoslo. Seguramente la fue antaño, cuando tan a lo vivo y con colores tan vigorosos y ufanos nos la describen nuestros visitantes más sonados de otras épocas, no tan lejanas.
   Es un hecho que a nadie se le oculta, que se destruye más que se recupera de lo que se ha ido perdiendo. Y no hay más que dirigir la mirada a esta Alameda nuestra, agraviada continuamente desde hace un par de décadas. Uno piensa contemplando a este destrozado expositor, que una vez pretendió enseñar el nombre de nuestras hermosas montañas a los foráneos, y del que irónicamente sólo queda visible lo de "ciudad soñada", que ojalá que esa superficie rectangular emborronada, tachada, rasgada, descolorida y muerta, no sea un presagio de lo que pueda ocurrirle, a no tardar mucho, -de lo que ya tenemos variados ejemplos-, a nuestra Ronda.

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