martes, 8 de julio de 2014

ANCESTRALES MALDICIONES SON


      De tres ancestrales maldiciones, Zaide, tendrás que sentirte feliz si no te hieren: de la pobreza, de la enfermedad y de la crueldad que proviene de los otros. Y si todavía hay, con suerte, esforzados medios de luchar contra la miseria, lid en la que algo puedes poner de tu parte para superarla o atenuarla, nada te valdrán aquéllos si son los males del cuerpo los que se cruzan en tu aciago destino, abatiéndote o destrozándote sin piedad; y no creas que podrás valerte entonces de esos bienes de fortuna de los que tan orgullosos estás y de los que tanto alardeas, porque no existe caudal en el mundo que aleje, cuando el no quiere, a la tozuda vecindad del amargo sufrimiento.
       Remediarse podrían otras inhumanas prácticas, porque en ellas no intervienen más que la eterna ferocidad del hombre, actuando con saña contra otro hombre, recurriendo a pretextos políticos, religiosos o de superioridad racial para justificar sus desmanes y tropelías, traicionando cualquier principio moral o ético. Ten presente, Zaide, tú, de alejarte, cuanto puedas, de tamaña abominación, que sólo a la deshumanización más terrible y a la animalidad más a la vista conduce. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario