domingo, 10 de marzo de 2013

IMPREVISTO RAYO DE SOL



    Con los interminables días de lluvia, cuando no parece que hubiera más mundos, más horizontes que los añorados, siempre queda el alivio mental de pensar en una pronta resurrección. En eso de mil veces morir y revivir, la naturaleza es un paradigma sin parangón, mostrándonos el sendero a pisar; porque al páramo sucede el verdor, a la sequedad el torrente, a la bruma el resplandor, el brote a la desnudez, la quietud al turbión, el calor al temblor. Esperar sin desesperar, tropezar y no caer, sonreír y no llorar podría ser el atormentando camino  a seguir para volver a nacer.    

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