jueves, 6 de agosto de 2015

ACAPARAR LIBROS SIN TINO


    Acaparar sin tino, siempre es desmesura y pocas veces prevención. Algún perdón, sin embargo, podría otorgarse para cuando esa falta de sentido común en almacenar más y más cosas, esas  se tratan de libros. Pertenecemos a esa añeja generación que crecimos sin ellos, ya que costaba un mundo tener acceso a alguno de ellos, y no importa que su papel, color paja, color yema de huevo, pronto a rasgarse, fuera de la más endeble calidad imaginable, porque su costosa posesión compensaba cualquier defecto.
      Que hoy no haya anaqueles, ni mesas, pequeñas ni grandes, ni armarios, ni apenas suelo en la casa  para acogerlos, y que a pesar de eso sigamos obsesivamente comprándolos, no puede considerarse petulancia, Dios nos libre, sino fausto desquite  de la vida a otros tiempos de carestía y penurias en todos los sentidos. Un deleite que no tiene precio el tener tanto donde elegir. Una pena que bastante de ellos quedarán huérfanos de nuestras miradas, ocultas para nosotros sus fantasías y saberes.  

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