miércoles, 22 de julio de 2015

NO ES PARA LLORAR



     Mal nos iría a más de uno, cargado de años y de los prejuicios con que estos nos fatigan, si como a don Quijote "del poco dormir y mucho pensar", se nos secara el cerebro.  Parécenos que somos multitud en estos días los que obligados nos vemos, y no por propia voluntad, a actuar de un modo no tan habitual, a dormir mal y a deshoras, por ejemplo,  o a no hacerlo cuando es de ley.  El consuelo, es que sea la atmósfera, irrespirable por lo ardiente e infrecuente, y no ninguna desconocida enfermedad la que esté preparando sus ejércitos de bacilos para apoderarse nocivamente del buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
     Salvo esa incertidumbre, tampoco es para echarse a llorar por estar en pie cuando no se debiera, porque todo se moviliza en estas horas de  impenetrables sombras que se mueven en torno a un envidiable campo de quietud y augusta serenidad que, aun sin querer, te empujan a emprender no importa qué afanosa actividad, lo que es impensable de día, con ese sol de justicia y embotados tus pensamientos y decisiones más simples.


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