sábado, 1 de noviembre de 2014

NOVIEMBRE Y SU MALHADADA CRÓNICA



        Desventuras mil se le acumulan a noviembre, el cual, malhadado, no sólo perdió sitio descendiendo en numérica jerarquía con el cambio de romano a gregoriano, sino que, además, le amargan la vida desde entonces, nada más comenzarla, con fúnebres celebraciones de difuntos que, puesto que ya fueron y hoy no son, bien quedarían en sus huesas y mausoleos, y no atizando para común martirio la conocida memoria de la decrepitud y finitud de cuanto se mueve.
             Así herido en sus tiernos balbuceos de recién llegado, el mes no levantará cabeza, y con un complejo que para qué narrar sobre sus espaldas, día a día, hora a hora, en numerosos predios, frondosas arboledas, ruborosos bosques o apartados retiros, dejará infinitos destellos de en lo que los hombres, la historia y la veleidad de los tiempos lo han convertido, tanto antaño como hogaño: en terrenales universos en transformación; en pasmosos declives de colores, texturas, crujidos y hasta de sueños que para acomodarse a esa marcha silenciosa pero de lo más firme del mes, nada más comenzar, también, a grandes zancadas, sin realizarse declinan hasta su extinción.

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