miércoles, 20 de abril de 2016

DESMESURA Y FEALDAD DE LOS ANUNCIOS.


     Corren desventurados tiempos, no habría ni que repetir un hecho que nadie ignora por sufrirlo los habitantes de nuestro país en sus propias y apaleadas carnes. Todas las ciudades son un ingente escaparate en el que todo se vende, pero que apenas compra nada nadie.
     La mayor dimensión de ese trasiego, sin duda manco por la falta de compradores, queda reflejado en la oferta de viviendas de segunda mano. Desproporcionados anuncios cuelgan de las fachadas con el nombre de las inmobiliarias o los teléfonos del propio dueño, con letras enormes y colores chillones, como si de pronto todos estuviéramos perdiendo vista y fuera necesario centuplicar el tamaño para que pudiéramos leerlo. En realidad lo que se parece vender no es una simple vivienda, sino todo un edificio, o como el caso de la foto, todo el vasto ámbito del Tajo. A lo mejor es verdad, nunca se sabe. Desmesura y fealdad, en cualquier caso.


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