sábado, 26 de diciembre de 2015

ENTRE MIELES Y JOLGORIOS SE NOS MARCHA EL MES


     Entre mieles se nos marcha diciembre: las que insólitas, a raudales, desparrama la atmósfera, a la que no altera ni siquiera un viento que pretende ser fiero y no lo es más que en su soplido altanero, y las que en sus postreros días, enredadas vienen en la añeja simbología de sus fiestas más señeras y últimas. No sabemos si bueno es para los que nos quedamos, que agonice el mes entre tanto jolgorio, cantos y forzosa abundancia, porque así lo pide la tradición, tornando cantos que deberían tener su poquito de tristeza, porque al fin y al cabo fenece el año, y es uno menos de los que nos tocará vivir; uno más o uno menos, según se mire y según el vaivén de nuestro sufrido ánimo.
      Lo que más ilusiona, que uno nuevo nos espera ya engalanado y listo para irrumpir, y, siempre, hasta que el azar de cada hora lo transforme en vulgar o no, es una promesa en ciernes; que esta fuente de venturas y no de desalientos se torne es lo que, con el corazón en la mano, por doquier deseamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario