jueves, 28 de mayo de 2015

PRÓVIDO SE MOSTRÓ MAYO



        Próvido fue el mes en mudanzas, lo que es de loar y no de denostar ya que con esa avalancha de alteraciones, en lo que a la atmósfera se refiere, dio satisfacción a todo el mundo: a los que aman el estremecimiento que produce el contacto de la piel con el frío; a los que se encuentran más acomodados con el fuego del sol e, incluso, a los que no cambiarían nada por un día en que los cielos se muestran inclementes, y para su felicidad contemplan gozosos el espectáculo que ofrece  el correr presuroso de los vientos, no dejando nada inmóvil a su paso, y el azote de la lluvia purificando hasta la extenuación cuando cae desbocada todo lo visible y lo oculto a nuestros ojos.
     En distinto escenario, tampoco escatimó el mes otras bravuconearías, colmando gustos e ilusiones, que no nos toca juzgar porque cada cual tiene sus preferencias y porque sin daño y con placer transcurrieron: épicas carreras, para los deportistas; románticos festejos para los que añoran lo que de bueno tuvo otras épocas, elecciones, para los que le gustaría cambiar el mundo, romerías para los que persiguen a las Vírgenes por otras tierras. Y como obligado epílogo nuestro, el suspiro hondo, de alivio, porque también sin otros males ni sinsabores que los habituales vimos nacer y desaparecer a este mayo.

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