jueves, 28 de febrero de 2013

FEBRERILLO DEL ALMA MÍA



     Un febrero mariposón como nunca, se ha puesto de canos tiros largos para dar el portazo a su reinado, breve pero intenso; con un poco de todo en sus alforjas andariegas, las mismas que le permiten calmar una sed insaciable de cambios y transformaciones, que le vienen como anillo al dedo. Despedidas hay que perduran, y ésta de hoy, de un albor que hacía tiempo no veíamos, por doquier, da vida, paradójicamente, a una mañana sin vida, tanto por la festividad del día en nuestra abandonada, olvidada tierra, como porque el amanecer, sin coches, sin paseantes, pero con divina luz, arremete contra todo para dejarnos sin aliento, más por la belleza montuna, sin parangón con otras cansinas, que por cualquier otra razón. ¡Buen adiós, febrerillo del alma mía, que ahí sigues sin cambiar de camisa ni carácter!

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