jueves, 3 de enero de 2013

UNA CATALANA INVASIÓN




     Aún anda el año tratando de proyectar sus primeros pasos, más que darlos, como un bebé de manos de sus padres. En esto de transmitir seguridad sí que  son un desastre los llamados Padres de la Patria, de dudosa paternidad a la hora de reubicar un país tan vacilante y desorientado, como los que lo conducen.

     Como todo se bambolea un poco a la deriva, sin darle mayor importancia que la que tiene, me cuenta un amigo, cómo se quedó de perplejo mirando el recibo que con toda prontitud -que en eso de cobrar siempre andamos listos-, le puso en las manos la máquina expendedora de la recién creada zona azul de aparcamiento del solar del antiguo cuartel de la Concepción, la tarde última del 2012. La cantidad y la hora perfecta, sin mayores sorpresas; no así la localidad: ¡Montcada i Reixac! (Moncada y Reixach, para que nos entendamos) Bien está toda esa, miles de veces aireada, aventura de la independencia catalana; lo que a nadie le gustaría es que encima nos invadieran, con lengua y todo incluido. Que los cielos nos asistan.

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