jueves, 26 de julio de 2018

         DE  PUERTAS QUE NO CIERRAN Y SANTOS QUE NO EJERCEN

          Con esto de los cambios de fecha de festividades religiosas anda uno tan desorientado como con los frecuentes políticos. Con la conciencia de que ayer era una de esas festividades tradicionales, la de Santiago, patrón de la invencible patria de las cruzadas y demás, nos levantamos con buen ánimo y echados a andar en una mañana ya de calores más ardientes que los pasados, para no tardar en cerciorarnos que, nos dijeron, desde hace años esa festividad, como tal pasó a la historia. Lo cierto es que si nos paramos a pensar en el sentido que siempre se le dio a esa celebración de "Santiago y cierra España" es fácil comprobar que lo ha perdido del todo, porque entre visitantes, más los de poca monta, que los adinerado, y los que nos llegan de las pateras, no solo todas las fronteras hispanas están más que desnudas, al albur de quien le dé la real gana traspasarlas, sino que los pegasos de vuelos incontenibles  y las tizonas de afilada hoja y letal descarga en los pechos y vientres de intrusos invasores, se baña en las aguas del pasado y no en las del presente, y si nos cuesta un mundo guardar las  entradas y puertas interiores de quienes viviendo en en este suelo intentan hacerla añicos, cómo vamos a hacerlo con los que de fuera a millones nos llegan.

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