martes, 2 de febrero de 2016

ALARGAN LOS DÍAS

           Levanta el vuelo el tiempo en estos días, en su largura y claridades,  que no en otras cosas más urgentes y materiales, como nos gustaría a todos Y es de notar todo lo dicho, en la duración de los crepúsculos, que, cuando desaparece el sol, como ocurre ahora, deja argumentos para líricos pensamientos, que no vienen mal como sustitutos de otros menos alegres. Arde una enorme hoguera, tras las sierras, o se diría, y a su fuego, una aureola blanca, casi gualda luego, brinda un escenario, un espacio casi circular, por el que tampoco extrañaría surgiera la faz de un Dios. Se han recortado tantas las montañas, que no cabe más; que se dirían incrustada en el mismo cielo. Por él, son acólitos del espectáculo, nubes estilizadas, como relámpagos que no huyen sino que permanecen,  como brumas que agonizan. Es desde mi perspectiva de asombrado mirón, un momento de grandiosa calma lo que sugiere este manso, silencioso y dulce ocaso serrano.

 

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