jueves, 11 de febrero de 2016

ABANDONANDO DISFRACES

        Como en Carnestolendas andamos, aprovechó febrero la ocasión no para ponerse una careta, como es tradicional en estas fiestas, sino para desprenderse  del disfraz de tiempo insólito que ocultaba su verdadera idiosincracia de mes invernal. Y a cantaros llovió durante la noche, y algún chaparrón de esos que empapan y calan con protección del paraguas o sin él, también vino a sorprendernos durante esta mañana. Había ganas de sentir el sonido del agua despeñándose desde aleros y balcones, y por muy imprevista y molesta que fuera aquella,  fue tan bienvenida que ni un paso se podía dar por las calles. Aparte de los chinos y coreanos, habituales paseantes durante todo el año y a los que poco les da la situación de la atmósfera, buena o mala,  ya que nunca interrumpen sus vagabundeos y chillidos, estaban las calles repletas de gente de la tierra e igualmente de otras tierras, pero hispanas. Y no cabe duda que no es parca señal, después de tantas noticias horribles con las que los medios de comunicación nos  agobian noche y día, ver que el personal tiene ganas de emprender cosas, llámense estas comprar o sencillamente pasear con buen ánimo.

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