miércoles, 28 de enero de 2015

SE DILUYE EL MES



          Vislumbrando estremecedoras desnudeces, se diluye el mes, y no hay porque buscarle parangón a esta extraña anuencia por estas fechas de la naturaleza, entre desnudez, la total de los árboles, y frío, el normal de enero,  con la de los  humanos, a menos voluntariamente, porque si aquélla lo soporta con filosófico estoicismo y plena conciencia de lo que le toca hacer en cada momento, para nosotros, más frágiles, sería difícil de aceptar. No hay caso, en cualquier forma, ya que no sólo no nos desprendemos de ropa, sino que tendemos a enfundarnos con todo lo que pueda ayudarnos en la lucha contra las escarchas y heladas de la estación.
           No nos hirió el mes en demasía, tuvo sus períodos de helor, de vientos, más o menos encrespados, y de pertinaces aguaceros; pero en la mayoría de los días y de las ocasiones, nos dejó contemplar su sol, ese por el que tanto suspiran en otros lares, no sólo fuera de nuestras fronteras patrias, sino dentro de ellas. Al amor de sus nobles rayos, se ve el mundo con otro color y algo de su fuego, será difícil que no llegue con sus profusos ardores a nuestros sufridos y débiles huesos, ¿qué más pedir? 


martes, 27 de enero de 2015

LOS ENTRAÑABLES BUENOS DÍAS.



       ¡Buenos días!, nos dice el dueño del bar cuando entramos a desayunar, sin mirarnos siquiera, pero con el rostro afable con que está obligado a acoger, por el bien de su negocio a los parroquianos.
¡Buenos días!, responde al nuestro el kiosquero, con una respuesta que, por parecidas razones a las dichas, le conviene dar. ¡Buenos días!, nos dice con más convicción por ser de nuestros años y generación algún amigo al paso.
       Uno comprende, en cualquier forma, que aunque lo más educado y tradicional es replicar al amable saludo mañanero iterando fórmula, no siempre nuestro ánimo, por muy diversas razones, se aviene con la bondad que se le presupone al día y el deseo de que durante su corto reinado no se nos tuerza la suerte. Sin embargo, diríamos que tan tradicional, amable y educada manera de saludo está en pleno desuso; ni son tan frecuentes como siempre lo fueron, cuando era obligada su exclamación no más tropezarnos al salir de casa con cualquier persona, conocida o no. Diríamos que casi es una temeridad dar hoy los buenos días a alguien que no se conoce, porque o despreciara tu saludo, ignorándolo, o aunque conteste, os mirará con extrañeza preguntándose: "¿Y este a mí de qué me conoce?


viernes, 23 de enero de 2015

CALLE MAYOR DEL HOSPITAL



      Este interminable pasillo de consultas externas del hospital, es como su calle mayor, su calle de la Bola. Por aquí todo el mundo pasa, con sus muletas, sus brazos en cabestrillos, sus apósitos o sin nada, pero con sus males a cuestas; mas todos buscando sus doctores, sus remedios, sus pócimas milagrosas, las puertas tras las que se ocultan las consultas y los que pueden con suerte dar un giro favorable a sus achaques. Los demás, sentados en primera fila, la única disponible, esperamos lo que haga falta.
      Con esto de la reducción del tiempo de consulta, la puerta al pie de la que estamos esperando pacientemente a que nos llamen, no permanece ni un momento quieta, vomitando pacientes y personas de batas blancas, a un ritmo frenético que sorprende; se pregunta uno, si, cuando entremos, tendremos tiempo siquiera de dar los buenos días antes de que nos pongan de nuevo en la calle, en este pasillo calle principal del hospital, que, por otro parte, es lo que estamos deseando, lo critiquemos o no.

jueves, 22 de enero de 2015

LA NIEVE EN LA MEMORIA


        Algo olvidada tenía la nieve, que pocos inviernos, cuando estos eran lo que se esperaba de ellos, faltaba, alfombrando la ciudad con su capa de alabastro, luminosa e irreal. Que haya puesto su cana capa en las montañas que nos cercan y que hace un par de tardes cayera durante un prolongado rato, nos hizo revivir antiguos tiempos. Es la memoria, con frecuencia, voluble y caprichosa a la hora de rememorar tiempos vividos, de forma que cuando nosotros queremos ella no quiere o a la inversa; pero, mira por donde, que en ese período de tiempo en que la cortina que nos mandaba los cielos era alba, anduvimos con la mente, durante unos instantes, pisoteando nieve, dejando la huella de nuestros zapatos infantiles impresa en el suelo; alborozados corriendo, sin miedo a caer, incluso deseando fundirnos con la misma nieve donde reposaba; entonces sí que era blanco el rojo de los tejados, de los campos, como sábanas irregulares de un inmenso lecho sin durmientes.


lunes, 19 de enero de 2015

DULCE, TIBIO HOGAR


      Cuando la lluvia se alía con el viento y el montaraz frío, con cruel animosidad, como ocurre hoy, da un poco de pereza salir al exterior, entre otras cosas, porque la lid se libra no con un enemigo, sino con tres y de los poderosos.
       Paraguas abandonados, sombríos guiñapos más que nunca en el suelo, como restos de una batalla perdida, aunque no librada del todo. Hay algo de osadía en hacer acto de presencia ahí fuera. Suerte, si se acomete que, después, como refugio acogedor que pocas veces falla, un hogar nos espera; aunque, ahora, también, un temblor de desasosiego nos estremece pensando en los que no cuentan con ese baluarte, con una casa. Y en este falaz escenario que es el mundo, frotándose las manos andarán ahora accionistas y consejeros de las eléctricas; un empujón enorme el cariz de estos días para incrementar sus riquezas con esas desproporcionadas facturas; y al otro extremo el desamparo de los pobres dudando entre comer o morir de frío.


sábado, 17 de enero de 2015

FRIOS NO TAN ADVENEDIZOS.



      Con estos cambios climáticos -tan reales como la vida misma, por mucho que quieran hacernos ver otra cosa los que por todo el mundo con harta altanería nos gobiernan, para alejar todo lo que de culpa les cabe, que es mucho-, los dictados del invierno, en otro tiempo puntuales a su cita anual, cada vez son más imprevisibles y distantes. Pero, claro, a veces, la estación recuerda que alguna diferencia ha de haber entre ellas, como siempre fue, y se deja ver, como en esta mañana, fría, pero sin exageraciones, porque el sol luce y se quiera o no, incluso en ciudades de altura como la nuestra, es un sol meridional el que manda, que si sale es para calentar. Tanto, que uno, agobiado por  las agoreras previsiones de un temporal de no te menee anunciado a bombo y platillo por los medios de comunicación, se ha enfundado  tanta ropa, por arriba y por abajo, que no creo patrona tanta encima los que iban a las cruzadas. No es nuestra postura exclusiva, por eso cuando siguiendo la placentera ruta del sol, por donde mas da, nos cruzamos con otros paseantes en idéntica situación de grosor de atavíos, nos miramos con cierta extrañeza, como si tuviéramos delante un espejo.

miércoles, 14 de enero de 2015

TÚ Y TUS SUEÑOS



      Si bien lo miras, Zaide, somos nosotros y nuestros sueños. Como otra existencia que vivimos y no vivimos, pero que nadie sabe y nosotros, sus protagonistas, apenas conocemos. Que la vivamos despiertos y dormidos, en un impreciso vaivén, no hace más que añadir incertidumbre y misterio a esa otra vida. Enormes despeñaderos hienden a una y otra circunstancia: si despierto, tú mismo serás el maestro, pero no con todas las atribuciones, trazar podrás el camino, pero no la culminación, que sólo en contadas ocasiones llega; si dormido, un juguete serás de tus sueños, de sus caprichos y emboscadas. No intentes penetrar en ellos, sólo tinieblas, retazos que no son de nada, bocetos de una pintura sin tela ni sentido, pintada en el aire con informes pinceles, que se desvanece como fugaz humo, será lo más que halles.


domingo, 11 de enero de 2015

NADA MÁS QUE MANÍAS



       Llenos de manías caminamos por el mundo, manías que  no suelen ser más que eso: caprichos personales; faltas veniales que a nadie dañan, salvo a nosotros y a nuestro empeño por perseverar en tenerlas a nuestro lado, porque formando parte de nuestra forma de ser, en cierto modo actúan de detector que de otros seres nos diferencian; son en realidad mimos que a falta de quien nos los dé, nos dedicamos a nosotros mismos, una manera, también, de desprenderse un poco de tantas leyes y reglas con que las sociedad nos obliga y castiga a nuestro yo más anárquico, más rebelde.
         A una de mis manías, a la de andar por medio de la calzada, he dado la bienvenida esta mañana, porque, ante la manifiesta imposibilidad de un urbanismo al completo peatonal,  sólo en festivos es factible ponerla en práctica. Seguro que bulle en mi sangre, como en muchos de los que me leen, tiempos vividos por uno o por nuestros ascendientes, con calles vacías de vehículos en las eran ellas el alma de la ciudades y no un averno de ruidos, humos o discotecas andantes.
       Manía personal o de muchos, esta mañana, huera de coches y de artefactos de similar origen,  caminando sin premura, casi a paso de tortuga, como un monarca sin séquito, pero radiante, por donde el resto de la semana no se permite, hasta las campanas de un templo cualquiera se dejaban oír con una sonoridad cristalina, descendiendo raudas sus metálicas voces,  rodando por la calzada, sin prisas, como uno, en la gloria de lo temporalmente recuperado.




viernes, 9 de enero de 2015

TRAS LA BATALLA DE LAS FIESTAS



             Un resto de madrugada queda, ahora que ya estalla la mañana, con ese trozo de luna que se dijera ha trasnochado más de lo que debiera y que sin conseguirlo trata de pasar desapercibida birlándonos parte de su redondez. También en nuestros hogares restos quedan de las lides libradas en las pasadas fiestas; indigno derroche aunque se quiera disimular con toda clase de eufemismos que tocan a nuestra sensibilidad para ofuscarla.  Restos de juguetes, caros y olvidados nada más entregarlos. Restos de comidas, con todas las posibilidades de acabar en el contenedor más cercano, que todavía duele más a los que conocimos otros tiempos nefastos en los que la tesitura no era qué comer o dónde comer, sino cómo comer.  La alegría mayúscula de todo este negativo discurso, nos la da una vez más la ciudad muy desatendida estos días, con su serenidad y paisaje, a la que ufanos volvemos aunque no volvamos victoriosos de ninguna cruzada ganada, más bien un poco lo contrario, y que hemos vuelto a reencontrar.

martes, 6 de enero de 2015

TODOS NIÑOS



        Demos rienda suelta a nuestro contento en esta mañana de festivas emociones, en la que todos bailamos idéntica, tempranera y alborozada danza de gozosas y casi intemporales riendas. Faltaríamos estrictamente a la verdad si dijéramos que todos somos reyes, aunque algunos lo crean, pero sí que se puede afirmar sin temor a errar que todos somos niños, porque no perdida se halla, sino latente esa añorada etapa de nuestra existencia que es la infancia. Por suerte, no sólo no perdida, decimos, sino que incrementada se haya hoy, esta mañana, multiplicada por la presencia de hijos y nietos: todos somos niños por unas horas.

domingo, 4 de enero de 2015

DE RUPTURAS Y MUDANZAS EN EL NUEVO AÑO.


       Desperezándose andan el año y, por ende, la gente que aprovecha el respiro que le da el día festivo para reponer estragos de comidas, más abundantes y profusas que de ordinario, y de esfuerzos para quedar bien con unos ritos que no por antiguos y tradicionales son menos actuales. Y se une la mañana, que también hace acopios de energías y se deja adormecer en ese sol que no es suyo, invernal, sino puramente meridional de otras estaciones o de otros perdidos hemisferios.
        Por lo demás, ningún cambio de importancia, ninguna ruptura de excepción que suponga algo nuevo en nuestra existencia, en nuestro caminar de peregrino, con idéntico cayado de nuestras manías a cuestas. Ya pasaron los dorados días de los propósitos inútiles porque poco duraban; cuando se iniciaba el año intentando dar un giro en determinados aspectos a nuestras costumbres y hábitos, como si el hecho de estar en el comienzo de una fecha, marca ficticia de un tiempo sin marcas, fuera mágico talismán para transformaciones milagrosas o arduas. Lo que es la vida: ahora no sólo no tratamos de cambiar nada, sino lo que pedimos con denodado empeño, con ahínco, es que nada cambie, ya que de haber mudanzas serían con certeza para peor.


jueves, 1 de enero de 2015

PARA TIRANÍAS LAS DEL TIEMPO

        Empeño enorme, gigantesco, descomunal, el que hace milenios emprendimos los humanos por poner bridas al tiempo; baldío, en cualquier caso, nos empeñemos o no, porque hijos del tiempo somos, en él nacemos, en su seno medramos y será él quien perentoriamente nos arrastrará hasta   ignotas dimensiones, en las que falta por saber si será igualmente él, quien de inflexible anfitrión ejerza.
       Pero dado ese empecinamiento por dividir un tiempo que no admite particiones, hemos de admitir que muy a nuestro gusto andamos fijando fechas, lunas o advenimientos de fechas con las que creemos poner freno a un caminar que de tan encabritado y desbocado no hay forma de frenar. Y en esa vorágine de vueltas que nos condena una vez y otra a ver lo ya visto y a repetir lo vivido, puede que ineptos de un aprendizaje difícil de entender, hemos vuelto a toparnos con enero, el primero de esa ficción de jornadas marcadas en la que hemos dividido nuestras existencias, la de todos, saco sin fondo en la que intentamos meter todo, y en las que no es otro que el dictdado del inabarcable, implacable tiempo el que sigue imponiendo su ley. Bienvenido el año, sin necias peroratas, con fronteras o sin ellas, sin tiranías o con ellas, contra las que no caben revoluciones, porque por aquí andamos aún y eso si merece una loa, hoy, mañana o en no importa qué momento.