martes, 4 de junio de 2013

VIVIR EL MOMENTO.




      Con el arribo de los cielos sin altibajos ni nubes, algo parece, para bien, estar cambiando. Al menos esta mañana, de blandas auras y bandadas de visitantes ocupando calles y aceras, el escenario, tras un duro invierno de soledades y comercios sin un alma acudiendo a sus ofertas, invitaba al optimismo. Nos da el pálpito que la gente, la que medianamente puede pechar con tanta crisis, (no hay caso en la más pobre, que poca opción le cabe, sino aguantar lo que le echen, que es mucho y malo)) está algo harta de diarios temores por lo que pueda afligirle un futuro de lo más incierto, y se dispone a vivir el carpe diem de la cigarra sin pensar más allá del mañana.
     Había tal hormigueo de gente de distintas razas en nuestra ciudad esta mañana, que hasta hemos contemplado durante largo rato un helicóptero de la Guardia Civil, recorriendo sin parar y sin grandes prisas nuestro Tajo, no sabemos si midiendo y admirando el tremendo boquete o siguiendo los pasos de algún listillo de la Costa con sus alijos e ilegales trapicheos, que tampoco es mal sitio nuestro abismo, ni  los ignotos vericuetos de las Sierras a un paso, para ocultarlos.



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