domingo, 30 de junio de 2013

DOMINGO TRANQUILO




     Una característica que nunca falta a los domingos de cualquier estación del año, es la de la tranquilidad que se adueña de ellos por doquier. En esto, también, creo que han dado una vuelta de tuerca los tiempos. Recuerdo cuando se esperaban los días festivos con verdadera ansia de salir a la calle, al campo, a llenar los parques familias y niños, libre por unas horas de preocupaciones de trabajo, de obligaciones ineludibles. Se opta hoy, con calor o nieve, con buena o mala atmósfera por permanecer en casa. Quizás las tentaciones sean muchas; la mayor, me parece, la de tener en el ordenador el mundo a nuestro alcance, aunque nunca será mejor que pisarlo con nuestros propios pies, el más próximo y el más alejado, el conocido y el extraño, la tierra enlodada o la árida.

         El caso es, que hoy, un domingo de esos, al que no le falta la quietud habitual de la que hablamos,  viene revestido además de matador inflexible del mes. Y lo cierto es que hay algo de despedida, de cierre de estación, en este día brumoso, sin mucho calor, indeciso, con vientos de levante que se refugian en su consabido malhumor para revolver un mucho la tranquilidad de la que hablábamos, haciendo penar a ramas, arbustos, toldos y meter ruidos donde ayer no los había y dejar un poco en entredicho todo lo hablado.


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