domingo, 7 de abril de 2013

TRAS ESE BÍBLICO SUEÑO




    Cuarenta jornadas con sus noches eternas, sin tregua ni restaurador respiro alguno, dicen bíblicos papeles que tuvieron al mundo hecho un guiñapo, sin levantar cabeza, sufriendo el poder de las aguas vengativas y rugientes de los cielos.
     Evaluando que han sido de largo, más  allá de esa sacrosanta cifra, frontera entre lo mucho y el caos, las que ahora, cariacontecidos, temiendo lo peor, otra divina hecatombe, también sin rechistar, hemos contemplado los pasados meses, nos preguntamos si, en rigor, aletargados, alelados por un sueño guisado entre trasgos y brujas del que hoy despertamos, no hemos sino flotado sin desmayo asidos a duras penas a la cubierta y recónditos camarotes de una moderna arca de Noé. No otra cosa pregonan, para los escépticos, esos tejados otrora sumergidos, que en algunos momentos fueron suelo, y ahora floridos jardines.

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