domingo, 13 de marzo de 2016

LA CIUDAD Y SUS BLASONES


       La ciudad, ciudad, la antigua medina árabe, para entendernos, atesora decenas de casas aristocráticas y de blasones por doquier, todo un testimonio a la vista de un pasado poder y de quién mandó durante siglos en Ronda, más allá de lo que eran sus sus dominios. Se nos ocurre, que todos hemos querido en determinados momentos de vano orgullo, o de rendir sentido tributo a nuestros antepasados, presumir de ascendientes, que, a nuestro modesto entender, destacaron por su notable ingenio, arte o sagacidad para los negocios. Con eso nos conformábamos.
            No es el caso de los que se creyeron tocados por la gracia de Dios, casi siempre sin gestas que exhibir, por ser herederos de un linaje que, entre otras cosas, consideraba pecado realizar trabajos mecánicos porque, en cierto modo, manchaban su reputación de caballero. Lo cierto es, que no es raro ver múltiples intentos por eternizar hasta más allá de lo sensato, el símbolo de su aristocracia, plasmado en pétreos escudos que no lucen en a la entrada de la vivienda, como sería lógico, sino lindando con el alero, aunque sean varios sus pisos, como si quisieran llevar al cielo sus galones, lo que para gloria mundana, creo, es demasiado pedir.

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