martes, 21 de abril de 2015

HASTA LOS MÁS LERDOS


     Hay transformaciones tan súbitas y sorprendentes, tan sibilinas,  que dejan a uno sin aliento; si es que, sin cumplirse todas, fueran mínimamente ciertas. Es lo que se nos ocurre cuando, sin profundizar mucho, sólo leyendo las letras gordas de la prensa local, nos enteramos de lo que se nos viene encima. ¡Fuera devastadoras crisis y tiempos desgraciados! No sabemos en otros lugares, pero aquí, que de siglos hemos navegados por infames puertos y arrecifes y a años luz de otras ciudades y regiones, se nos han acabado de golpe las penurias. ¡A nadar flotando entre billetes y riquezas vamos, convirtiendo en oro cuanto toquemos! Se dan palos diputaciones, ceder y demás instituciones, que ni puñetero caso nunca nos hicieron, por hacernos más ricos, más que nadie; y no digamos los políticos partidos. En el fondo de desconocidas arcas, cuidadosamente, con maternal afán, los guardaban para nuestra ciudad, su hija más querida: euros y más euros, proyectos y más proyectos, molestos pasos a nivel, que nos amargaron toda la vida, desaparecen de la noche a la mañana; picassianas construcciones que serán la envidia de todo el hispano suelo y aún allende nuestras fronteras. Caminos olvidados que se fortalecen y hermosean; lo que haga falta... Hasta los más lerdos, nadie ignora que se aproximan elecciones. Tampoco estamos muy seguros para qué son.

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