viernes, 17 de octubre de 2014

PREGUNTAS, ZAIDE, Y TE RESPONDO



      Preguntas, Zaide, que cuál puede ser, si es que existe, el oculto sendero que conduce, para no abandonarlo ya, a un permanente estado de felicidad.
     Tendrás que saber, antes de nada, que no hay caminos, ni veredas ni vericuetos, por muy escondidos y misteriosos que sean, que a ese estado, a ese don de dioses, lleven. Más que una palpable realidad, no es la perseguida felicidad sino un concepto huero, un sueño tan ancestral y antiguo como la presencia del hombre en la tierra. Si alguna hubiere, te aseguro que es tan evanescente y fugaz como el el leve rocío de los campos, que el primer sol de la mañana ahoga con sus rayos.
         Una tranquilidad de conciencia que te deje dormir, o lo que es decir, un bien y callado obrar, sin pedir compensaciones, a lo largo de toda tu vida; un amor a lo que se te ha dado y a lo que en verdad lo merece, no será felicidad, porque entiendo que ésta no existe; pero, a no dudarlo, te proporcionará cuanto el mundo, en rigor, puede darte, que, si bien lo miras, no es poco.


            


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