viernes, 3 de mayo de 2013

LA CIUDAD "SOÑADA" Y SUS PESADILLAS



     Aunque atravesar el concurrido trayecto del Puente, costara un mundo a bordo de sus escuetas aceras y el burbujeo del ir y venir de inquietos visitantes, con revuelos de cámaras al aire abiertas al nunca bien ponderado escenario de nuestro universal abismo; sin embargo levantaba el ánimo, más que nada por si envuelto en ese aire de normalidad y bullicio de otros días más lisonjeros, y casi perdido ahora, llegara un respiro para la acongojada economía local.
      Balcones y miradores tan atestados surgían esta mañana de apacible mayo, que apenas había resquicio para mirar. En cierto modo, y es triste, alegra el no tener un hueco, cabida, en el de Aldehuela por donde, como en tantas ocasiones, dirigir nuestros ojos al indescriptible espectáculo de las rocas ornadas de verde, un milagro raras veces visto, con que peñas y peñascos saludan alborozados a la primavera este año. Soberbio sí, si a esa alba y esmeralda diadema que son fragor y  viviendas unidos, no la manchara con su pertinaz suciedad uno de los que fueron simbólicos monumentos nuestros, y que ya ha dejado de serlo: la Casa del Rey Moro. Que hay ruina dentro, ya lo sabemos; que necesita atención, qué vamos a decir; que hay desidia por parte de los propietarios y los que  debieran actuar ya, qué duda cabe; pero que ni siquiera podamos, como migajas redentoras de una mala pesadilla, darle una mano de pintura de cal o de lo que sea al edificio, para al menos no dañar el espectáculo del conjunto que lo rodea, eso no tiene nombre, ni dice nada bueno de nosotros como ciudad "soñada", a no ser que, como decimos, se trate de un horrible e interminable sueño, que no otra cosa es lo que nos aflige.

No hay comentarios:

Publicar un comentario