lunes, 8 de octubre de 2012

DESQUICIADO ANDA NUESTRO MUNDO.




     Desquiciado, bastante más de lo que debiera, truena el mundo, sobre todo el hispano, sin encontrar su norte, que no es que no lo siguiera sino que se lo han birlado a su horizonte de siempre. Y así andamos, buscando por entre sombras un mínimo asiento de equilibrio entre lo despojado y lo que se nos exige, que excede en demasía de lo que podemos.

       Un contagio, que, como no podía ser menos, ha acabado por infectar  hasta al otoño, ya algo avanzado, que también prosigue sin guía certero, con soles de justicia. ahogos y temperaturas y cielos que no son los suyos. Ni siquiera los árboles se deciden a vestir de dorado sus hojas, ni a prescindir de usadas vestiduras. ¡Qué será lo que se nos vuelque encima con esta locura colectiva, este desbarajuste de mil demonios, esta bíblica plaga! 

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