martes, 27 de septiembre de 2011

UN TESORO DE CUENTOS DE HADA

                                                                   
         Hay ciudades que parecen construida por dioses. Ronda es una de ellas, ensimismada entre un laberinto de cumbres, bordeada por precipicios de cuentos de hada, bañadas con todas las doradas luces y colores de una naturaleza indescriptible. Mientras que estuvo aislada por esa misma montaraz coraza, el olvido que nacía y moría en la dificultad de sus caminos ayudó a una conservación que pareció no acabar nunca; lo que no fue óbice que, desde siglos, los que llegaban a ella la tuvieran en consideración de población mítica: "Ronda no hay más que una", decían los viajeros románticos.
          A nadie escapaba, de los que vivíamos aquí que, desde hace unos años, no muchos, a ese tesoro querían llegar otro tipo de individuos; y no para acrecentarlo o protegerlo, sino para hacerlo añicos y edificar a su costa una hacienda propia:  una banda de vividores  de los que proliferaban en la cercana Marbella. Triste es que se valieran de la corrupción de ediles del ayuntamiento de Ronda para sacar sus proyectos y más todavía que hoy el nombre de nuestra ciudad, no para hablar de su magia y de sus encantos, sea noticia que ocupa espacio privilegiado en todas las emisoras, periódicos y medios de comunicación españoles. Que la justicia actúe contra los que la han violado es sólo lo que pedimos, y no que tanto alboroto se disuelva en una nube de humo, como si nada hubiera pasado.

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