martes, 4 de diciembre de 2012

PABLO HA VUELTO A RONDA




     Con días nublados, como el de hoy, y brisas tan gélidas como las que se han instalado en nuestra ciudad, lo que desvergonzadamente hace el frío ahora es desgarrarnos sin piedad las partes descubiertas de nuestro cuerpo; más que nada  el rostro, proa casi siempre expuesta al aire que sople. Lo cierto, diríamos, es que no basta para salir amontonar ropa de abrigo encima de nuestra naturaleza, toda es poca, pero incluso así no sería desatino, cuando se sale, tras cierto tiempo, buscar refugios en lugares cerrados, en los que fluye el cálido rumor de las calefacciones 

     No por este motivo, pero, contando con él, como desde hace unas semanas debíamos una visita al Museo Peinado, hemos dirigido nuestros pasos, esta mañana invernal de aúpa,  a sus espléndidas salas, más hermosas que nunca ahora que Picasso ha entrado, para quedarse parece, por sus puertas. 

      Como un pasmarote se queda uno contemplando la colección de grabados y cerámicas, cada uno una sorpresa de color e ingenio que toca a lo más hondo de nuestra sensibilidad. Más convincente que ninguna otra explicación que pudiéramos dar, nuestro consejo es que se vaya a ver todo ese impresionante  mundo presente en la sala que el Museo dedica al nunca bien ponderado y universal artista.

      Tiene Picasso, por otra parte, bastante lazos con Ronda; no sólo los ya sabidos de su fraterna amistad con Joaquín Peinado, sino, asimismo, otros de menos divulgación,  como el hecho de que nuestra ciudad le era conocida de niño, ya que su padre, cuando existían menos medios de luchar contra el calor agobiante de la capital, huía de ella, trasladándose con su familia a pasar los veranos en alojamientos rondeños. En fin que suena a gloria eso de que "Picasso ha vuelto a Ronda", porque es lo que ha hecho. Nuestro agradecimiento, por ello,  a la persona que ha tenido la visión de hacerlo. Y de eso su directora, sabe mucho.



     


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