domingo, 16 de octubre de 2011

SE VEÍA VENIR.

          Se veía venir. No había que ser muy perspicaz. Con toda la prosopopeya que era de prever se ha puesto en escena el primer acto oficial del faraónico proyecto.
         Desde ya hace varios años, al menos tres o cuatro, venían rondando noticias lanzadas, como el que no quiere la cosa, pero con toda la intención, a ver qué tal caían; sin alarmar, no muy claras, no muy concretas; que hablaban de la posibilidad de construir un hotel o algo así en El Castillo; luego, más tarde, como si se tratara de otra cosa se habló confusamente, como se pretendía, usando eufemismos, de "Un centro de interpretación de visitantes". ¿Qué puñetas quiere decir eso? ¿Que los forasteros que nos visiten se han de poner a hacer teatro? ¿O quizás a cantar o bailar danzas nacionales? ¿Que se construye para ahorrarle andar al turista? ¿Quién ha visto un turista que no quiera andar?
          La mísera realidad es que tras todo ese despliegue de bambalinas y palabreo, se escondía un proyecto más, de los muchos que muy últimamente están mordiendo de una forma u otra a nuestro entorno más querido, a nuestra cornisa del Tajo. Bueno no uno más, éste pretende arrasar con todo lo que encuentre a su paso.
          El envoltorio, como en otras ocasiones, es de lo más seductor: poco impacto visual, no sé cuantos puestos de trabajos, cuántos hoteles, cuántos ascensores meteóricos, cuántas zonas urbanizadas, ganadas al Tajo, cuánto bien para el pueblo, para encubrir el estropicio. Al final, los puestos laborales serán los mínimos y estarán en la calle al cabo de unos días, unas semanas y el benificio un desastre; pero el mordisco habrá prendido con fuerza y su huella ahí quedará, para provecho de contadas personas y mal de la mayoría.
           Con toda la humildad del mundo, rogaríamos a  los que gobiernan nuestro municipio, que se olvidaran de quién o quienes andan tras el desaguisado, por muy famosos que sean sus promotores y pensaran, antes de decidir, que son administradores, temporales y no dueños de los bienes de la comunidad. Otra cosa, seguro que les pasaría factura. Antecedentes ya hay.

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