Ayer nos visitó en nuestra casa Margarita Troyano. Una mujer joven que lleva en sus venas sangre de Fernando de los Ríos y de Manuel Troyano, ya que es biznieta de los dos. Rondeños ilustres ambos, de cuando Madrid parecía un interminable feudo de Ronda, con paisanos mandando en la educación, en la cultura, en la prensa, o el mismo Gobierno. La prensa y la opinión política la movió durante bastante tiempo Manuel Troyano; primero desde las páginas de El Imparcial, donde era redactor; más tarde, como director de su propio diario: España.
Nacida en el exilio venezolano, a donde llevó a su padre sus ideas republicanas y donde murió, Margarita le oyó constantemente hablar de España. Con la mente puesta en un país con el que soñaba, no hace mucho se ha instalado ella, con marido e hijos, definitivamente en suelo andaluz. La llamada era muy poderosa.
Se ha propuesto ahora rescatar la figura del menos conocido de sus dos bisabuelos: la de Manuel, relatando su vida. Alguien, creyendo que yo podía darle datos de él, le dio mi nombre. Pobre de mí. Hablamos, eso sí, de una persona, como la de Manuel Troyano, a la que admiro y conozco poco. También de exilios, de los que algo sé. Como era de esperar, ella fue la maestra y yo el discípulo. No otra cosa hacemos en la vida, sino aprender sin parar ni un instante.
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