Zaide, amigo, ¿por qué tener dos trajes, dos vestidos, dos calzados, si sólo puedes llevar uno puesto? ¿Por qué poseer sendas viviendas, sendos carruajes, si no es posible más que utilizar uno, habitar en una a la vez ? ¿Por ambición, por altanería, por ser más que nadie, porque te envidien? Si buscas querellas y enemistades, es una de las sendas que a ambos lugares conducen.
Si de algo anhelas poseer dos, que sean dos libros, dos lágrimas: los unos te aportaran doble conocimiento; las otras, algo que derramar por los desvalidos, por las ignominias de un mundo cruel y opresor.
Nunca olvides, Zaide, que eres brizna y no huracán, a la que el viento del azar dispuesto está a arrastrar, sin tener en cuenta nombre, poder, ni hacienda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario