domingo, 31 de marzo de 2013

SE VA UN MARZO TRISTÓN




     Entre suspiros de alivio de los que lo sufrimos en nuestras desvalidas carnes, agoniza marzo, un mes para no recordar, tristón, pusilánime,  encerrado en sí mismo y en su perenne y tozudo manto de lluvia, del que en contadas ocasiones se desprendió. Sin grandes esquelas de defunción, muy pocos llorarán su  despedida, y puestos a arrancarle un buen recuerdo, trabajo costará hallar qué contar, qué decir de él, de su brumoso transitar,  que no venga a ser lo mismo, esto es, lo dicho ya.
       Entre los muchos desaciertos de aquél, deben contarse los de haberle comido la moral a un abril que sin grandes prisas y menos ganas espera; al que consta como cierto, ha despojando de sus millares de aguas, de su humedad sin fin y de su hasta ahora inamovible jerarquía en un refranero sin edad. Perdido su norte y su nombre, habrá que estar atento a su actitud, no vaya a desbocarse,  que nunca es bueno andar sin rumbo por los impredecibles, anchurosos, engañosos y traicioneros piélagos de la vida, sin saber qué hacer, cuando ya no hay nada que hacer.  

sábado, 23 de marzo de 2013

QUEBRANDO EL REPOSO




       Estos días de obcecada e interminable lluvia, quiebran el reposo y sagrado sueño de las noches con el mismo sigilo y presteza que los de mayo el último rocío de los campos. Desvelados, sin posibilidad de reposo ya, descubrimos cosas que en circunstancias habituales no percibiríamos, por ser perdidas y encumbradas, fuera de nuestros aletargados sentidos esas horas el común de las noches.  Con  desconocida intensidad y pureza nos aturde: el silencio, las sombras, la soledad, los crujidos de la madera, el temor a estar solo, a no saber qué hacer con un regalado tiempo de asueto que nos parece ilimitado.      
       Como estos despertares, no premeditados, van siendo una constante, sin cita fija, uno preferiría que, como en tiempos de grandes carestías, para tener una seguridad y gozar  de algo de él, se nos racionara el sueño. Llegaríamos provistos de nuestra cartilla de racionamiento, con nuestros sellos en orden, y haríamos colas los afectados ante una ventanilla de sueños, para que con total certeza se nos dijera: "le corresponden esta semana, este mes,  tres, cuatro, cinco horas de profundo y bendito sueño".  Tan felices que nos iríamos, aireando nuestra sonrisa, con la oficialidad y promesa del sueño, sin acordarnos de otras bendiciones: de las del silencio, las sombras, la soledad, y la paz infinita de todas ellas. 

viernes, 22 de marzo de 2013

LO QUE NOS DA Y QUITA FAMA



´


     Tiene uno la fortuna, de que sus hijos, los dos, aunque fuera -y en eso no tiene tanta- hayan heredado de sus padres, el amor al terruño; es algo que a nuestros ojos, los de mi esposa y mío, los distingue, y que brillos de otras metrópolis, muchas veces falsos oropeles, nos lo cieguen. Me envía uno de ellos, el varón, con el mismo orgullo que yo lo recibo, la portada de un libro de enseñanza de nuestro idioma castellano para germanos, con un estampa puramente rondeña en su portada. 
         Como no hay felicidad completa, ni día sin cuitas en este valle de lágrimas nuestro, recibo de un amigo, una noticia aparecida en la prensa de hoy mismo. A él, como una vasta mayoría, le preocupa un desenlace: la aprobación o no, de una obra que como maldición de los cielos, desde unos años nos persigue, porque. tristemente, como todos, se teme lo peor. Obcecados andan sus promotores, sin importarles un bledo lo que el pueblo piensa y rechaza; y buscan y rebuscan por donde colar al impresentable proyecto, que a ellos daría jolgorio y abundante dinero, y a Ronda una desgracia, esta de las más sonadas, de las que ni los años ni los siglos tapan. ¿Ancestrales muros, bastiones, restos, belleza? De la "familla" de su nombre en otras lides se vale alguien y de sus buenos testaferros para cejar en un empeño que no tiene nombre. Y vengan congresos taurinos en Ronda, nacionales, mundiales o lo que haga falta, que eso ayuda lo que no está escrito, que aquí todos los días estamos toreando, desde luego, pero otras cosas. 

jueves, 21 de marzo de 2013

TROVA A AMORES QUE HUYEN.




     A los útiles de escribir, al bolígrafo, al papel, acude uno con el sentimiento de los idos artesanos de antaño a los que el progreso enterró en el olvido, de estar usando una inútil y anticuada forma de expresión; y que, como a los libros impresos, poca vida les queda. Más epitafio que creación, es esta vana caricia de ahora del lápiz sobre la textura y blancura de la hoja, para atrapar pensamientos, anudar conceptos, que nadie va a leer para validar su donosura o bien decir. Mensajeros seguirán siendo los dedos de nuestras cuitas, pero tundiendo teclas, cegados por pantallas de pixeles y cárceles de tecnológica luz; también detestando esas prisiones y añorando galeradas, la comunión de la mano con el papel: trova de amor hecha añicos.  

miércoles, 20 de marzo de 2013

UNA INMÓVIL PRIMAVERA




     De paros y parados están los tiempos a rebosar, y así nos preguntamos si este torbellino que no cesa, no habrá acabado por apresar en su seno y dejar inmóvil a la donosa primavera de antaño; la de florida capa y gozosa venida, la de pájaros cantores y radiantes soles. Más cumplidores en este momento que ella, dejemos, no obstante, aquí nuestro esbozo de pregón para este día veinte de un enojado marzo; aunque sólo sea para calmar una sed de mudanza de la que tan necesitado estamos, y por la que todos oramos, en una espera sin apenas esperanza, porque ni un hálito de ella alienta en el brumoso horizonte de los despertares.
   

martes, 19 de marzo de 2013

EL ROBO DE NUESTRAS VIDAS




     En este enorme hurto que recorre a España, de norte a sur, roban todos: roban eléctricas, telefónicas, mercaderes, Estado y municipios. Los que menos, los ladrones de oficio.  Con tanto afanar lo que no es propio e imitar a los poderes fácticos -llamémosle así-, el desvalijo, en una u otra forma, está entrando descaradamente en nuestras vidas, y, lo que es peor, corrompiendo al pueblo llano, o al que  nunca pensó en ello, y, ahora, no ve delito en practicarlo; quizás imbuido de la idea de que no debe de ser tan malo cuando todo quisque en las alturas lo practica.
        No es que pueda servir de ejemplo, dada la inalcanzable escala en que se mueve el descarado expolio de los poderosos; pero algún pequeño hueco sí que merece en ese  odiado campo de la sisa por  la desaparición, con este tiempo de pertinaz lluvia, en ocasiones diferentes, de dos paraguas a este escribidor, en públicos y decentes locales. Esperamos, por lo menos, que sirviera para protegerse de la lluvia, y no para mercadearlo, al robador. Que casi en verso, nos ha quedado ¡vaya por Dios!.  

     
   

lunes, 18 de marzo de 2013

EN LA ESPERA




     Antes de nada, decir quisiera, que adicto soy a este mundo de espinas y rosas, de júbilos y penas, de arcanos y miserias, de congojas y risas, que en el alma llevo. Adicto a su presencia soy y enfermo de su ausencia. Antes de nada, Señor del Universo, decir quisiera, ahora que amanece y canta el día, que no quiero más mundo que el vano,  roto, turbio, pero pleno en que nací, llore, reí, amé y viví; que aunque otros divinos haya que esperan, sin penas ni congojas, sin lágrimas ni engaños, ni quimeras, decirte quisiera, antes de nada, Señor del Universo, amo de todo,  sustancia o verbo, espada o cielo, ternura o ira, antes de nada, oye,  que si alguna vez se vuelve a iniciar el camino,  a algún risco, a algún prado, a alguna yerba, quisiera que a esta mía de ahora fuera; aunque a veces no crezca, aunque a veces se añore porque nunca llega.

domingo, 17 de marzo de 2013

MUY LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO




      "Mi calle ya no es mi calle, sino una cualquiera", diríamos parodiando a la andaluza coplilla, pues ha perdido su frescura y aislamiento de antaño. Es hoy una mordida por el ruido de innumerables vehículos, con aceras mestizas, cada una de distintos alumbramientos, numerosos postes de la luz bailando en ellas, sin un paso de peatones en su mediación para superarla, y en fin... Pero la vecindad no es mala; es más, a sólo una revuelta, es magnífica. De allí nos llegaba estos días, a mi costilla y a mí, envuelto en bellas imágenes y textos que dan qué pensar, un correo de los de ahora, de los que por pura magia de los tiempos surgen inopinadamente, sin franquicia ninguna, en la pantalla de tu ordenador con un sutil mensaje de AIS, de "no os lo perdáis"; aunque no fueran esas las palabras exactas, pero sí, desde luego, lo que daba a entender, referido a un concierto.

      Una doble seducción guiaba nuestros pasos ayer al sacro concierto, ya que tras su celebración no sólo andaba nuestra vecina AIS, garantía de su éxito, sino igualmente, Izna Arunda, noble institución, de callada y continuada labor, como gustan las cosas, que desde hace años se deja el magín y lo que falta haga no sólo para brindarnos culturales actos de enjundia sino para espabilar al prójimo, léase ayuntamientos, cuando se pasan de la raya en cuestiones de un urbanismo que para ellos, como para nosotros, en lo que a antigüedad toca, debería guardarse en fanales de los que jamás se quiebran.

       En fin, que allí estuvimos, en Santo Domingo, al amor de las columnas, de la piedra hecha poema de su encantado templo. Y como esperábamos,y  un poquito todavía más, y perdonen la redundancia, la música, a cargo de AIS, de la destreza de sus dedos, que embellecía, aún más, la vibrante y ensoñadora voz de Isabel Hurtado, ¡vaya recital el suyo! y las candorosas del coro de ángeles que, de vez en vez, como por ensalmo surgía, envueltos en seráficos e intemporales sones, nos llevó durante una larga e inolvidable hora a los apacibles, dulces e inefables confines que sólo a la música le pertenece; donde ni al más leve rumor  de este mísero mundo de hoy nos llegaba. Todo un logro. Nuestro agradecido y sentido homenaje aquí por ello,  admirados amigos todos. 


sábado, 16 de marzo de 2013

EL PARTO DE LOS MONTES




    Cual parto de los montes se diría este año el de la dulce primavera, vecina más que nada sólo por las fechas del almanaque; pero casi una utopía por esta persistente humedad que cala los huesos, esta atmósfera parda y desapacible. A su tenor, el alumbramiento, a una semana vista, tendrá que madurar,  y nosotros olvidarnos de él, y de la obligada cita con un calendario avieso y traidor. Espiar es lo que queda, escudriñar a un gris horizonte y que un resquicio en él permita avizorar trinos y pétalos, auras blandas y algún alborozo en la naturaleza, para que al menos este último, ahora que de tantos carecemos, no nos deje. 

jueves, 14 de marzo de 2013

PAÑUELO EN MANO, DESPIDAMOS AL TREN



      De aquel entusiasmo frenético que despertó la llegada del ferrocarril a nuestra ciudad en los estertores del XIX, y no sin razón, porque concedió trabajo y prosperidad en grandes dosis, sólo nos queda, diríamos, los desechos, lo peor. Se han suprimido tantos trenes, tantas estaciones en pocos años, que no es locura pensar que por lo que a nosotros respecta ese camino de hierro, ese despliegue de vías que antes unía ciudades, pueblos sin carreteras y sin fortuna estatal, como ahora,  es cada vez más un camino a ninguna parte, restos de una civilización abandonada para examen de arqueólogos del futuro.

         Esos pasos a  nivel, casi en el corazón de la ciudad desde hace muchos años, son los detritus que de aquel alborozo de progreso nos ha quedado. En vez de la farsa de ese AVE, de sospechosa presencia electoral nada más, se quitan trenes y a los escasos regionales que permanecen, se le añaden como si no hubiera pasado el tiempo, molestias y transbordos de antaño. Quitar y no dar sigue siendo nuestro destino. Y cuando la palabra "quitar" tiene algún sentido, como en el caso de los molestos y peligrosos pasos a nivel, ahí están, tan panchos. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

NO LES PUEDE CAER




     Con sardónica risa, que no es sino amarga llantera, lee uno con cansina repetición en la prensa de cualquier color, más con ánimos de captar la atención del lector, (ese que cada día en creciente número va renunciando a su lectura), frases como "le pueden caer..." lo que no está escrito, a un famoso de los de moderno cuño, a un político, notables protagonistas de ese circo ambulante, medieval, mísero, que es la España de hoy, a los que se les acusa de haber defraudado enormes cantidades de dinero público, o de tropelías similares.

     Hasta el más ignorante de los ciudadanos, de sobra sabe, que cuando entra en el escenario delictivo, y no por pequeños hurtos o delitos, personajes de tan alta alcurnia como los dichos, ese "les pueden caer" no es más que un sinónimo, -hagan lo que hagan, estafen, roben, maltraten o maten-, de "no les pueden caer" ni una hora de presidio, que para eso son alguien dentro de ese mundo sin sentido, de esa farsa interminable en el que ahora todos nos movemos, aunque unos con más desfachatez, con mayor impunidad y sangre fría que otros. 


domingo, 10 de marzo de 2013

IMPREVISTO RAYO DE SOL



    Con los interminables días de lluvia, cuando no parece que hubiera más mundos, más horizontes que los añorados, siempre queda el alivio mental de pensar en una pronta resurrección. En eso de mil veces morir y revivir, la naturaleza es un paradigma sin parangón, mostrándonos el sendero a pisar; porque al páramo sucede el verdor, a la sequedad el torrente, a la bruma el resplandor, el brote a la desnudez, la quietud al turbión, el calor al temblor. Esperar sin desesperar, tropezar y no caer, sonreír y no llorar podría ser el atormentando camino  a seguir para volver a nacer.    

sábado, 9 de marzo de 2013

DIAS QUE DEBERÍAN SER AÑOS




      No nos gustan los días dedicados a determinadas reivindicaciones de personas o de estados naturales del ser humano, en las que todos estamos incluidos: el del padre, de la madre, de los enamorados, del niño... Tras ellos se mueve una propaganda comercial de consumo y unos beneficiados finales, a los que la celebración les importa un rábano, salvo que el dinero llegue en cuantiosos torrentes a sus gruesas arcas, y, asimismo, la frustración del que no puede regalar algo, porque su economía no se lo permite.

        Jornadas como las de ayer, por eso,  Día de la Mujer, suenan a regla, cuando deberían ser la excepción, ya que lo prescrito, lo obligado, lo sentido, tratándose del ser más sacrificado de la familia, en cualquiera de sus abnegados papeles, es no dedicarle un día, sino todos; no un recuerdo fugaz de unas horas, sino una actitud de permanente agradecimiento y veneración.

 

jueves, 7 de marzo de 2013

EL SAN CRISTÓBAL, COMO SUELE, AVISA




     Esa roca de cima mordida y rala arboleda que es San Cristóbal, no sólo es una figura de netos perfiles en el horizonte de cintas redondas,  montunas, de nuestra geografía serrana sino que, mayormente, ha tomado a su cargo, desde ancestrales y nebulosos tiempos, la infatigable tarea de asumir ser pregonero solícito,  madrugador e inequívoco de nuestros días de lluvia. Todavía, en mi lejana infancia, cuando nadie tenía noticias de ello,  recuerdo cómo embobada la clase atendía a las explicaciones de un sabio profesor que nos contaba que Grazalema era el lugar donde más llovía de España; no, como pensábamos y decían nuestros enciclopedias,  en el lejano norte de nuestra patria, ni siquiera en la céltica Galicia a la que imaginábamos en perpetua inundación de aguas celestiales, noche y día, día y noche, tal diluvio bíblico.

       Lo que no nos dijo el instruido profesor entonces, era que la mágica altura que daba el pecho a Grazalema, era, a la vez, para los que vivíamos a unas leguas de distancia, un  sapientísimo instrumento  de impoluta fiabilidad cuando  de avizorar turbiones, de presagiarlos con horas de anticipación, se trataba. Algo más que agradecer a nuestra querida Grazalema, a la que tanto envidiamos, porque para lo bueno, ni siquiera los años, que todo lo parecen mudar, han dado al traste con sus calles floridas, enrejadas, fascinantes, de una Andalucía de siglos, que no quiere ceder;  algo que cada día parece alejarse más de nuestra ciudad, en la que sí son frecuentes funestos cambios, cuando antaño en urbanismo, una era fiel y radiante  espejo de la otra; y que no nos alcancen los que se avecinan, que vienen bien recomendados y con pródigo dinero para el reparto.   


miércoles, 6 de marzo de 2013

LA MALDICIÓN DE LA LLUVIA





     Se desparrama el agua en mil arroyos, sin medida, sin encontrar caminos propios, abriendo fosas, azotando el suelo con descomunal saña, ahogando las tejas pardas y rojas. Llueve como si llevara siglos sin hacerlo y de pronto toda la carencia se despanzurrara de golpe, trocándose en miríadas de hebras, gruesas como esquejes,  con ansia de rebozarlo todo, de empaparlo todo, de hundirlo todo en un inacabable reinado de gotas que saltan, culebrean, viran y se estrellan contra lo que Dios quiere.

      Nos gusta el espectáculo de la lluvia, incluso esta frenética que, a la larga, es vida y pan y gozo para   los campos. Pero uno la contempla caer al resguardo de un techo, de una seguridad, contra los embates de la naturaleza. Sin querer, el pensamiento se desliza hacia los que no tienen hogar, en los que lo tenían y lo perdieron, y lo están perdiendo todos los días; y entones, este escenario de la lluvia ya no es tan vivificador, tan estimulante, y una pena grande, que no remedia nada, que no sirve para nada, porque nadie somos,  nos invade; y la lluvia suena ya como una maldición, de bendición que era.


martes, 5 de marzo de 2013

PARA ELLA EN UN DÍA DE LLUVIA


                                                         


    Para tus días sin soles, para tus noches sin luna, para tus sueños sin hadas, para tus pasos sin norte, para tu tierra sin flores, para tu frío sin fuego, para tu dolor sin remedios, para tus penas infinitas, para tus años sin grano, para la lluvia sin techo, para tu angustia y tu llanto, para tu libro sin letras ni estampas, para tus cielos azabaches, para tu horizonte sin mundos, para tu casa sin risas, para cuando pincha la aguja del recuerdo, para cuando el mal se despereza, para cuando todo es ansiedad, abismo, sed, angustia, añoranza de tiempos idos, te guardo yo, alma mía, mi amor.

sábado, 2 de marzo de 2013

ESA DESOLACIÓN




     Por las puertas del invierno, descaradamente de par en par, se nos ha colado un marzo sin obligaciones de momento, ya que las suyas, las de ser bastión de temporales de agua y nieve, se las dejó cumplidas hasta la saciedad un febrero tan casquivano como de costumbre, pero pasado esta vez de frenos a la hora de tensar la  cuerda del frío. 

          Si la naturaleza suele cambiar sus leyes a capricho y darnos agua donde esperábamos sol, o a la inversa, poca mudanza hay en lo que respecta a la de los hombres, cada vez más empecinados en torcer las cosas más de lo que están. Calles vacías, comercios que las acompañan en esta terrible soledad, que nadie quiere ni a nadie beneficia. Ni mendigos quedan, con esta desoladora atmósfera, que ya es decir; y  del único que se aferra a sacar una miseria tocando en lo más alto de nuestra calle mayor, su acordeón que debería alegrar los ánimos, suena con una tristeza que no es más que el eco en el que palpita ese vacío de honda desesperanza.