Los años son como escalones arañados poco a poco a la escalera del tiempo. Entre peldaños de quita y pon transcurre nuestra existencia. Quita hoy sus reales de la tierra un año desventurado para el común de los que andamos por él; y, si a algunos no nos asoló en demasía, de bien nacidos es, para los que todavía algo poseemos, sumarnos siquiera con el pensamiento a la desgracia de los que nada les queda.
Pone mañana ese tiempo esquivo un nuevo peldaño en su invisible escalera. A un año, el 2013, que con tan funestos augurios se presenta, con tan bélicos acentos y cantos y tambores de catástrofes inimaginables, sólo cabe, y es lo que nos queda, plantarle cara contando con que no hay mal que cien años dure, y en la larga espera ya llevamos otros tantos consumidos.
Pone mañana ese tiempo esquivo un nuevo peldaño en su invisible escalera. A un año, el 2013, que con tan funestos augurios se presenta, con tan bélicos acentos y cantos y tambores de catástrofes inimaginables, sólo cabe, y es lo que nos queda, plantarle cara contando con que no hay mal que cien años dure, y en la larga espera ya llevamos otros tantos consumidos.