Hemos vuelto a disfrutar de mansas brisas y atmósfera que invita a perdernos sin un rumbo determinado por las zonas más alejadas de nuestra ciudad. A pesar del sofocante calor de días pasados, todavía los campos no se han desprendido de esa capa de verde matiz que es un regalo para la mirada e incluso, aunque por aquí tenemos cerca la separación con lo que es el urbanismo, un respiro en cuanto a lo que éste con su tráfico y tráfago significa de habitual paseo. Un cambio, en cualquie caso, que sin separarnos del todo de lo cotidiano insufla un poco de novedad.
Como inesperada novedad, asimismo, se ha roto, para bien, el sepulcral silencio que se cernía sobre el viaje de los juzgados rondeños a otra población, lo bastante distante como, de haberse llevado a cabo, mandar a hacer puñetas a encumbrados regidores y estamentos de los que nos gobiernan. Parece que, de momento, ha habido un giro de actitud y de intenciones, y la catástrofe laboral y económica que se nos venía encima, ha detenido su tormentoso vuelo y emprende distinta dirección.!vaya sobresalto¡Pero, al menos, crucemos los dedos, sólo quedó en eso, en morrocotudo susto.Loado sea Dios¡
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