Hay marchas que son clamores. Clamores que salen del alma en protesta de proyectos que llenan de desánimos, a nosotros y a la gran mayoría de los que vivimos por estas benditas tierras. Abnegada marcha la que han organizado diferentes colectivos el domingo próximo día 9, a las 10,30, desde la plaza España, en el mismo rocoso corazón del espacio que se pretende mancillar, el Tajo, hasta la Casa Rúa, donde a poco tardar, salvo milagros que pocas veces suceden, veremos llegar, grúas, obreros y camiones, mandando al contenedor de basura más cercano, la eterna e inmaculada virginidad de un entorno privilegiado con todo lo que arrastra.
Es la única queja que nos queda sin molestar a nadie; ni a una justicia que no se entiende dé carta blanca a edificaciones sin sentido, en un espacio presuntamente protegido, (a no ser que, como desde hace siglos, le importe un pimiento lo que se haga por unas tierras de ignorantes), ni a un Ayuntamiento que tiene una oportunidad inmejorable para convertirse en héroe de la historia, y clamar también él aquí y allá, en el mismo infierno si hace falta, para detener un desafuero de proporciones nefastas para Ronda y para los que nos deleitamos con horizontes incomparables y con un equilibrio ecológico que va a saltar hecho añicos, sin remedio, diríamos, vistos los intereses económicos que siempre andan en juego.
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