Lleno de prevenciones por su demorada llegada, envuelto en turbiones y desmenuzando vientos, aguando la tierra, y lo que no lo era, hizo su aparición ayer el otoño, dando un mentís a los que lo dábamos ya por fenecido.
¡Bien hallado sea! Porque nos trae la diversidad en los árboles, coloreando o no de irisados matices sus hojas; en los campos, sedientos de lluvias, de fecundas sementeras y de soles benignos, gratamente acariciadores; en los cielos, tornando monótonas y hieráticas superficies celestes en un ingente mosaico de cambiantes perfiles en el que todo asombra: luces, nubes y sonoras voces de aguaceros y tormentas; y en nosotros, pobres mortales que, con calma y paciencia infinita, nos prepara día a día, hora a hora, para otra venidera estación, la más cruda y severa; la que en sus férreos brazos transporta el inflexible invierno.
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