Más que locura, como de común se le atribuye, creemos que febrero ha traído en sus entretelas una buena dosis de sensatez, recuperando a forzadas marchas y con hartas ganas algo que la atmósfera nos debía: un hurtado invierno, con sus aguas, sus vientos, sus heladas y sus fríos. Como una recién renovada hoja de cuchillos, de aquellas que los afiladores ambulantes de antaño, con su carrito, su rueda y su caramillo anunciándose por doquier, dejaban como nuevas, corta la brisa esta mañana a los pocos que con un valor que no es para contar caminábamos por las solitarias calles rondeñas. A ratos menguados nevó aquí, con un polvillo que revoleteaba sin saber dónde posarse porque no era granado, sino minúsculas briznas hijas de un invierno tardío, que más que nada vociferaban a pleno pulmón que una mudanza llegaba, y con profusa abundancia en las montañas, ahora mismo con cana y hermosa imagen, que con nieve o sin ella, nunca desentonan. Siempre fueron estas tierras, pese a la relativa cercanía de la costa mediterránea y atlántica, de suyo frías, que también en eso, siendo meridionales, nos diferencia de una ardorosa Andalucía; por ello, no es mala cosa recobrar
sábado, 27 de febrero de 2016
miércoles, 24 de febrero de 2016
TODO CRECE
Es de ver como todo crece, porque ya crecen, como si nada, como si fuera abril, rosas en el jardincillo de mi casa; y crece el mes, casi a punto de engullírselo el comilón del tiempo, siempre voraz; y le crecen nubes, comiéndole la moral, tan adheridas las tiene esta mañana, a la testa del siempre visible San Cristobal. Y puesto a crecer, tapan el Puente hasta no dejar ver las carcomidas piedras de sus añosos muros, ni sus balcones, cientos y cientos de orientales, con la última moda de sus enhiestos palos incrustados en sus móviles, como antenas que los moviera sin parar, y sin dejar de farfullar ininteligibles salmodias, para eternizar el instante. Con buen humor, asevera un amigo, que aquí al lado, en el mismo polígono, nos han instalado una fábrica de engendrar coreanos, que ni de noche ni de día para y que, cotidianamente, nos mandan a las cercanías del Tajo, ya creciditos, porque así salen, varios centenares de ellos. Esperemos que todos sean del Sur y, camuflado, no nos venga un advenedizo de los del Norte, con su bomba anexionada al tórax.
lunes, 22 de febrero de 2016
HA LLOVIDO BARRO. ¿UN AVISO?
Por extraño que pueda parecer, ha llovido barro estos días. Algún socarrón diría que puesto a llover y a no hacerlo como debiera, lloverá de todo menos agua, que es lo que debería y lo más procedente desde que el mundo es mundo o, al menos, desde que nosotros lo conocemos, ya para un buen montón de amaneceres.
Uno no descarta desde luego, una advertencia de los cielos, como previo paso a la descarga de una maldición, ni más ni menos como aquéllas tan bíblicas e imponentes que dejaban turulata a la humanidad. Hasta el color del lodo, que ha sembrado de una capa de rara impureza de motas y gualdas sendas nuestros serranos suelos,
es de un color alimonado, puro azufre, toda una señal para quien quiera verla. Como el que no se consuela es porque no quiere, pensemos que en otros lares no han de esperar maldiciones, que ya las tienen encima, desde hace mucho, y son bombas y misiles los que a todas horas les llueve.
miércoles, 17 de febrero de 2016
¡CARAMBA, PERO SI ES EL PADRE INVIERNO!
A su condición de voluble, verbigracia, de comportarse, como un chico malo, de forma sorpresiva e inesperada, se acogió, una vez más, febrero. Ni descartar, tampoco, que son o fueron, fiestas carnavalescas, óptimas para que cada cual, robara una identidad o se apropiara de una que no era la suya. Por todo lo dicho, nada extraño que el mes adoptara el papel que, en su momento, debieron, con todas las de la ley, asumir sus más agresivos hermanos, diciembre o enero, y se dejara venir de la noche a la mañana con una serie de invernales propuestas, gustara o no, cada cual más rotunda y penetrante, en las que no faltaron ni el granizo, ni su poca de cana nieve en la ciudad y en abundancia en las montañas serranas, y lluvia a cántaros, que son infinidad de estos los que son necesarios para apagar la aridez de los campos y que fluyan los ríos con seriedad y gozo en su travesía hacia el inmenso mar.
Pues, sí, caramba, es invierno ya, y no solo de nombre y calendario; y no deja de ser una fantástica noticia, porque si algo no debería mudar nunca para bien de la humanidad, es la pausada sucesión de las estaciones y la carga que transporta en sus abultadas alforjas, pero descargando su contenido a su tiempo y sazón, que otra cosa conduce a mayúsculas alteraciones y catástrofes, como últimamente estamos viendo. Loemos, pues, la llegada del Padre Invierno, que si bien lo tratamos, bien nos tratará.
domingo, 14 de febrero de 2016
ES EL AMOR
Es un magno desbarajuste de los sentidos alborotados, es un brinco del alma, que para expresarlo las pobres palabras huelgan. Es hablar con los dioses. Es reír con la mañana. Es correr con el viento. Es acariciar con la brisa.
Es galopar a lomos de vaporosas nubes. Es estar y no estar en el mundo. Es no añorar nada, no querer nada, porque es tenerlo todo. Es no pensar en nada más. Es un milagro, es un don, es la vida, es un despertar y un amanecer, es la fuente que te sacia y la luz que nunca se apaga. Es, cuando comienza, esperar horas por verla, y morir si no la ves. Es echar cerrojos a pesadumbres y abrir puertas a una plenitud, acariciar la eternidad en la que no estás solo, porque a tu lado ELLA y todo bien a tu alcance queda. Y es reconocerla, más tarde, en los ojos de tus hijos, o en la mirada y simpatía de tus nietos. Es el AMOR divino milagro, divino don.
viernes, 12 de febrero de 2016
EL GRAN TEATRO DEL MUNDO
Se celebra en estos días, Zaide, el Carnaval, animada y jubilosa fiesta, y a la que nada, llevada por los cauces normales de sana diversión, podría oponérsele, ya que en cuanto a prohibiciones, como tantas otras del pasado, su larga e injusta condena tuvo.
Sentado lo anterior, sí que resulta extraño ese afán universal, en unos días concretos del calendario religioso, por ocultar nuestra verdadera condición con disfraces de distinto signo, y en algunos casos, como si aquello a que aspiramos una vez a ser y no fuimos -grandes personajes o grandes villanos, también- pudiéramos serlo o aparentarlo circunstancialmente por unas horas. Una concisa representación, diríamos, del gran teatro del mundo, en el que cada cual le gustaría bailar a su gusto y no al son que le tocan, como de usual ocurre. Nos parece, no obstante, Zaide, abundando sobre lo mismo, que dado que todo el año la gran masa humana, con pocas salvedades, nunca prescindimos de la invisible carátula del disimulo para no mostrar lo que verdaderamente pensamos, más razonable sería, festejar unas carnestolendas en las que despojados de falsas apariencias y aditamentos, mostrarnos como realmente somos.
jueves, 11 de febrero de 2016
ABANDONANDO DISFRACES
Como en Carnestolendas andamos, aprovechó febrero la ocasión no para ponerse una careta, como es tradicional en estas fiestas, sino para desprenderse del disfraz de tiempo insólito que ocultaba su verdadera idiosincracia de mes invernal. Y a cantaros llovió durante la noche, y algún chaparrón de esos que empapan y calan con protección del paraguas o sin él, también vino a sorprendernos durante esta mañana. Había ganas de sentir el sonido del agua despeñándose desde aleros y balcones, y por muy imprevista y molesta que fuera aquella, fue tan bienvenida que ni un paso se podía dar por las calles. Aparte de los chinos y coreanos, habituales paseantes durante todo el año y a los que poco les da la situación de la atmósfera, buena o mala, ya que nunca interrumpen sus vagabundeos y chillidos, estaban las calles repletas de gente de la tierra e igualmente de otras tierras, pero hispanas. Y no cabe duda que no es parca señal, después de tantas noticias horribles con las que los medios de comunicación nos agobian noche y día, ver que el personal tiene ganas de emprender cosas, llámense estas comprar o sencillamente pasear con buen ánimo.
martes, 9 de febrero de 2016
SOL DE INVIERNO
Característico era el uso de esta expresión, la de "sol de invierno", para indicar la acción atenuada de un sol sin fuerza, debilucho y como encogido en sus funciones de calentar la corteza terrestre y, por ende, a sus pobladores, humanos y, en general, a todo bicho viviente. Era la crudeza del invierno aupado en su cenit, la que venía a dar sentido a la frase, en momentos en los que, ateridos, buscábamos para combatirla las llamadas "recachas", o rincones más favorecidos o más protegidos del helor de la afilada brisa, junto a muros o rincones que de frágiles solanas servían.
Menos o ningún sentido tiene en estos tiempos actuales la dicha frase, porque los soles de inviernos suelen ser casi tan poderosos como los del estío, y poca protección de ropa de abrigo se necesita para acogerse a ellos. En todo eso pensábamos esta tarde llena de grises, seguidora de unos días en los que el sol, rey desde antiguo de estos predios meridionales, poco o nada aparece, y su falta, ya sea con ropaje de invierno o de verano, sí que sería una catástrofe, sobre todo cuando ya tenemos encima la de la falta de lluvia, otra maldición de los cielos a no dudarlo.
lunes, 8 de febrero de 2016
AMBULATORIOS Y MALES
En las abarrotadas salas de espera de los ambulatorios, algo más que de lo acostumbrado tras un día festivo, mientras que los pacientes calman el tedio de la espera con un griterío meramente sureño, verbigracia, de mil demonios, donde el gran enemigo a combatir es el silencio, a uno, miembro hoy de esa grey parlanchina, por muy callado que se halle, se le ocurre, que estas esperas tienen su poquito de intriga, toda la que cabe en un duro y problemático examen: "¿Lo haré para aprobar? "¿Pasaré, tal vez, con nota?" O lo que es decir, me quedan todavía años que dar la lata en este mundo, o, sin saberlo, con la constancia y eficiencia de una polilla, me estará reconcomiendo un mal de los llamados virulentos, de los que pocas veces perdonan.
Dentro de esa tonta angustia, lo mejor es que en unos minutos, o en unas desesperantes horas, dependiendo de la capacidad del médico para atenuar dolores y del avance de la cola, tendremos despejada la incógnita: un consuelo, malo o bueno el diagnóstico, después de todo.
domingo, 7 de febrero de 2016
UN DÍA CON CONTENIDO
Como ocurre con nosotros, para la naturaleza también hay días sin contenido, días tediosos, monótonos, de los que nada se espera de ellos porque un minuto es igual a otro y una hora a la que le sigue en su cansina marcha. Al de hoy, festivo para señas, de todo se le podría culpar menos de aburrido. Generoso ha sido en sus comienzos, cuando apuntaba el amanecer y la noche huía, con unas aguas que no por escasas dejan de quitar un poco de esterilidad a la necesidad que la tierra tiene de ellas. Sopló para más distracción durante todo ese tiempo un abrumador viento de levante, del que nos viene del Estrecho, y aunque se resientan los huesos y haga estragos en las mentes de más de uno de nosotros, seguro que fue el que empujó esas lluvias que derramaron gloria, por muy menguada que sea esa gloria. Y para que no abandonáramos las vastas salas del teatro al aire libre en el que estábamos, dio paso el día a una sinfonía de nubes, que primero se apresuraron a abrir enormes huecos en las alturas y luego, ya entre rayos de tímidos soles, navegar como almas que lleva el diablo, sin tino, jugando a disfrazarse, que para eso el carnaval está cerca, de grotescas, gigantescas, vaporosas figuras, amañando faces y caprichosas complejidades.
Día con identidad de invierno, en fin, que aunque no lo pareciera antes (hoy ya sí), es en lo que estamos y, para calmar ardores y apagar desaforadas sed, lo que queremos.
martes, 2 de febrero de 2016
ALARGAN LOS DÍAS
Levanta el vuelo el tiempo en estos días, en su largura y claridades, que no en otras cosas más urgentes y materiales, como nos gustaría a todos Y es de notar todo lo dicho, en la duración de los crepúsculos, que, cuando desaparece el sol, como ocurre ahora, deja argumentos para líricos pensamientos, que no vienen mal como sustitutos de otros menos alegres. Arde una enorme hoguera, tras las sierras, o se diría, y a su fuego, una aureola blanca, casi gualda luego, brinda un escenario, un espacio casi circular, por el que tampoco extrañaría surgiera la faz de un Dios. Se han recortado tantas las montañas, que no cabe más; que se dirían incrustada en el mismo cielo. Por él, son acólitos del espectáculo, nubes estilizadas, como relámpagos que no huyen sino que permanecen, como brumas que agonizan. Es desde mi perspectiva de asombrado mirón, un momento de grandiosa calma lo que sugiere este manso, silencioso y dulce ocaso serrano.
lunes, 1 de febrero de 2016
BULLE FEBRERILLO
Bulle febrerillo con una cortedad que es solo aparente, pues da para mucho. Sus veintinueve días y la exclusividad de ser el único bisiesto le confiere un algo de exotismo del que carecen sus iguales. Con luna nueva, nada más a echar a andar se presenta; y es como si dijera: "Olviden todo lo pasado, que aquí llego yo, lleno de novedades y promesas, y como ya mi origen indica, con ánimo de purificarlo todo".
Por entusiasmo que no quede, pero tampoco vendría nada mal eso de echar una mano para regenerar nuestro país; gigantesca tarea, desde luego, cuando tan enlodado y podrido está. Ni que, ya puestos, pidiera prestado a su dios protector, a Neptuno, su tridente, y, a más de uno, a más de diez y a más de cien, clavara sus acerados y luengos dientes, por lo menos, en salva sea la parte.
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