Razona, Zaide, ahora que todavía puedes, sobre lo que tantas veces se nos ha dicho: que para carnaval el que nos impone la vida, aireando lo que no somos y aun estamos lejos de ser. Gozoso tiempo éste en que cabe y es permitido mostrarnos alborozados con carátulas y disfraces que falsamente nos transforman. Culminación no pensada, pero más juiciosa, si se llevara a cabo, sería instituir una fecha para presentar nuestro verdadero yo; para desprendernos, siquiera durante contadas y ascéticas horas, de la falaz carátula en la que la gran mayoría nos ocultamos, mostrando nuestra real condición, esa que, aunque imaginada, pocos presienten. ¡Qué de radicales mudanzas pasmados se contemplarían! ¡Qué de miserias verían la luz! ¡Maestros en al arte del fingimiento somos, geniales actores en profusas funciones que nunca cierran, en un escenario sin linderos ni medidas!
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