domingo, 28 de septiembre de 2014

EL NOBLE ARTE DE TALLAR LA MADERA


     La actividad cuando es placentera, porque entre otras cosas nadie te obliga a su ejercicio, aviva la mente, serena el espíritu y nos da arreos para luchar contra ese tedium vitae que en momentos de desaliento a algunos nos invade.
      Eficaz, diestra y hermosa pócima para ahuyentar cualquier tedio, nos parece el laborioso, arduo y sorprendente trabajo en talla que se expone en estos días en la entrañable Casa de Mondragón. Fuera de la admirable habilidad para manejar herramientas, laborando en nobles maderas, cuyo uso es cada día más minoritario, que distingue a los autores de las obras, cada uno con su personal toque e inventiva, en unas obras para las que sólo caben elogios, nos atreveríamos a añadir que en la mayoría de aquéllos, por sus venas, corre la atávica herencia de sus mayores, incluso del inconsciente popular,
de un arte esplendoroso, por el que, no hace tanto, nuestra ciudad gozó de justa fama. Si este feliz intento contribuye en algo para que no se pierda la pasión de antaño por ese arte, bienvenido sea; mucho más contando con que fueron mínimas las ayudas que estos modernos artesanos recibieron y que bastante más se haría con un aumento de ellas. ¡Ojalá que lleguen!

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