Es mudanza el viento que a veces fortalece tus pulmones y otras los emponzoña, y la es la de los rayos solares que dan vida y queman y agostan a su paso, sin remedio, en ocasiones; y la de la luz que alumbra y puede cegar; o la del agua calma que serena y limpia, que puede devenir, también, en segundos, en letales sus procelosos torbellinos; pero si en el orden incuestionable del universo todo tiene su explicación y provechoso sentido, no pretendas, Zaide, con tus continuas mudanzas y cambios de actitudes imitar a ingentes fuerzas y elementos que con otros fines naturales fueron creados. No digas hoy sí y mañana niegues lo que ayer afirmabas, porque una vez descubierta tu actitud, ningún caso te harán ni te prestarán atención, los que alguna vez lo hicieron. Lucha desde el primer día por adquirir tus convicciones, pero una vez aprehendidas, nunca renuncies a ellas, porque aunque no sean las ajenas, servirán para respetarte y no para de tí mofarse, que siempre es de admirar la fidelidad a una causa, a una fe, a un amor, a un cumplido ejercicio, a una esperanza, por muy vana y lejana que a los demás parezca.
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