En abierta oposición con penosas noticias de canes que atacan a personas y niños, canes adiestrados, por otro lado, para hacer daño, nuestro ánimo se solaza con otras que vienen a confirmar la fidelidad de estos animales a sus dueños y a los fines nobles para los que en ocasiones se les enseña. Así, el caso de Ajax, uno de los perros de los artificieros de la Guardia Civil, al que se le acaba de premiar con la medalla de oro a un comportamiento tan sorprendente como fue en su día alertar sobre la situación de una bomba colocada por terroristas, finalmente desactivada.
Para estos animales, hay una ocupación tan abnegada como beneficiosa para sus dueños, como es la de servir la lazarillos a los que carecen de visión. Seguro que la paciencia que se requiere no siempre la encontraríamos entre nuestros humanos congéneres. Cuentan maravillas de estos perros, sacrificados hasta la saciedad, sin precio, que compensan sus ganas de correr y saltar, con la del cariño que de los impedidos reciben. Y no es broma: trabajan vigilando hasta cuando parecen tomarse un respiro.
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