Los tiempos nefastos como los que más, son viveros florecientes, sin embargo, para el estudio y ejercicio de nuevas carreras, carreras provechosas, que se cursan con poco esfuerzo, nada de tiempo, y menos moral, y en las que un vasto nomenclator de políticos andan ya graduados y otrtos doctorados con brillantes calificaciones y buenas rentas, porque lo mejor es que el ejercicio y los suculentos beneficios son inmediatos. El de estafador a gran escala, no cabe duda, es la carrera del futuro, un futuro que ya ha comenzado con resultados de desfalcos, trapacerías y engaños que a descubierto quedan un día sí y al otro también.
Y lo peor de todo es que, a menor escala, esos miles de de gobernantes sin escrúpulos han creado escuela para bandadas de epígonos que pretenden lo mismo, con el timo como forma permanente de vida, que siempre habrá incautos a los que sorprender. Normalmente, a nuestra ciudad, llegan por temporadas, estableciéndose durante un corto período de tiempo para evitar así una persecución de nuestras fuerzas de seguridad; pero en ese tiempo hacen el agosto. No ha mucho nos visitaron "los de la compañía del butano", de las que se presentan como miembros, en casas fijada de antemano de mujeres de edad que viven solas y las que cambian gomas que no necesitan cambiarse por un precio exorbitante, que laa mayoría asustadas pagan.
Hoy nos hemos topado con un individuo que nos ha parado, a mi mujer y a mi, con grandes saludos, diciéndonos que si no nos acordábamos de él, que era hijo de "Manolo el fontanero". En un primer momento lo hemos creído, aunque no recordábamos a ningún fontanero con ese nombre, pero tan efusivas eran sus palabras, con tantos saludos, y preguntas sobre nuestros hijos, trabajo, etc. que achacamos el olvido del nombre a nuestra memoria. A continuación, nos dijo que él tenía trabajo, pero que venía al traslado de una Virgen de la Esperanza, y que nos regalaba unas papeletas para que fuéramos a ver el acto. A continuación, muy en voz baja, nos espetó que el donativo era de veinte "eurillos". Imagino que su propuesta para sacar dinero debe basarse en la cara de pánfilo que ponga cada uno. La nuestra no debía ser pequeña cuando nos atacó con una cantidad que ni mucho menos lo era. Lo cierto es que nos libramos por un pelo.
Por si de ayuda sirve y persiste con el fraude en nuestras calles, que seguro que sí, es un muchacho de muy buena presencia, entre veinticinco a treinta años, de saludable aspecto, muy jovial y de lo más familiar, con su carrera ya ejercitándola a pleno rendimiento, el muy canalla.
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