El Tajo, ese universal abismo de anchurosa roca y tenebrosa garganta, casi mito y casi meta definitiva de viajeros en todas las épocas, aun en las menos dadas para recorrer caminos, es a todas luces uno de los accidentes geográficos más representado o pintando en miles de visiones, formas, cuadernos y lienzos. Con todo, pese a sus miles de imágenes diferentes que andan por el mundo en museos, libros o revistas, siempre cabe una visión nueva que nos descubre formas y perfiles no vistos antes, en la que la destreza e imaginación del artista lo es todo para enriquecer el archivo iconográfico del natural monumento.
Con estas prioridades, dos artistas, Julio Caballero y Juan Antonio Rosado, presentan una exposición conjunta en la que el común denominador es El Tajo. Perspectivas distintas, más realista una y en la que Juan Antonio Rosado, con la transformación que viene dando desde hace un tiempo a su pintura, aporta la más etérea y evanescente, con oníricas pinceladas de vibrante fuego, y colores que recuerdan a las asombrosas puestas de sol de los atardeceres rondeños. Una estupenda muestra que puede y merece contemplar el que todavía no tuvo lugar de hacerlo.
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