De múltiples cosas podríamos vanagloriarnos en Andalucía; casi en todas las magníficas habría que darle un plus de excelencia a la pródiga naturaleza que, como genial artífice, nos dejó obras impresionantes. Una de las más loadas, el prodigioso panorama del Sistema Hundidero Gato, con sus inefables escenarios, sus riscos, sus entradas y salidas o el sorprendente misterio que subyugó a más de un científico viajero del impetuoso caudal del río jugando al escondite con el paisaje de alpinas gargantas y subyugante esplendor.
La Delegada de Medio Ambiente de Málaga, parece de una estulta tacada querer cercenar públicamente esa belleza y celebrar una mínima parte de ella proponiendo la Declaración de Monumento Nacional para la Cueva del Gato, la parte más visible del complejo, pero no la más espectacular y pintoresca. Una chapuza y un desafío a la naturaleza del monumento y, qué duda cabe, a los sufridos habitantes de la población de Montejaque, que, con toda razón, han puesto el grito en el cielo ante el desmán. ¡Vaya vista, conocimientos y propuesta la suya! Todavía más de lamentar procediendo de la misma Málaga, tan ajena e ignorante siempre con el sentir de nuestra Serranía y sus gentes.
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