Desventurados los senderos que no esperan caminantes. Una situación anómala que hoy es común a una gran parte de los caminos públicos de la Serranía, antaños, como tales, llenos de animación, de muleros, viajeros y aldeanos que daban color, energía y sentido a un campo que necesita de voces, de risas, de cantos y pisadas para que no se quiebre el equilibrio que une los pueblos a la tierra.
Un sistema natural que nadie discutía y que se vino abajo desde el momento en que, desde hace un tiempo, comenzó la compra de fincas por manos forasteras; inversiones fraudulentas muchas, que dieron a sus dueños, con manifiesta irresponsabilidad, no sabemos por qué, un añadido derecho a la vez que el de la propiedad: el de cercarlas, cerrando en la mayoría de los casos caminos de dominio público a sus verdaderos propietarios, que somos todos por natural herencia, que no necesitaría de más leyes ni de regulaciones.
Que se haya recuperado el camino que se extiende entre Benamahoma y Zahara, tras un largo paréntesis marcado por cancelas, candados, bardas y prohibiciones de paso, es una noticia de notable alcance, que ojalá sirva para derribar otros obstáculos materiales y formales que interfieren la entrada a muchos senderos, de bien común, de una zona de tanta majestuosidad y tan idílica, si nos dejan disfrutarla, como es la comprendida entre Ubrique y Grazalema, asombrosa con sus valles, cañadas y riscos, con radiación a otras poblaciones serranas.
Amargo sabor deja, no obstante, que sean organismos públicos, tales como el ayuntamiento de Grazalema o la propia Junta de Andalucía, los más duros oponentes a la reapertura de éste y de otros antiguos caminos; y razón de más para que agrupaciones, que tanto han tenido que ver en el éxito del empeño, como Pasos Largos, y varias de Ecologistas, Montañeros o los naturales de la zona, se dispongan el próximo domingo a celebrarlo como lo que es: un triunfo de la sensatez y de la razón, sobre la malicia o la ignorancia, que éstas hasta en los sitios menos insospechados se ocultan.
Querido Antonio
ResponderEliminarNo sólo dices verdades como puños, también lo haces bonito. En cierto modo, con tu palabra escrita haces causa común por liberar los caminos y las mentes retorcidas de algunos.
Un abrazo