De nuevo vinieron los fríos, bienvenidos sean, porque aunque andemos, como antaño, ateridos, más propios son de los días primerizos de marzo en que nos hallamos que no ese trastorno de la atmósfera caminando por terrenos que no son suyos, sino de monótonas estaciones. Y aterido, casi yerto, anda el país buscando no sé si presidente o dueño, porque luego que gobiernan lo creen suyo y disponen de él de su dinero y de las vidas y bienestar de los humildes hasta hacerlas trizas. Como con ese desgobierno y esas corrupciones a mansalva ya nos amargan la existencia, una hora y la siguiente, prensa, radio y demás medios de comunicación, insistamos en hablar del tiempo, que este, al contrario de los desvergonzados que roban, lo más que hace es mudar a su capricho y arbitrio, y con tantas cosas como hay de qué quejarse, no vamos a hacerlo por eso.
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