miércoles, 6 de enero de 2016

EDADES Y EMOCIONES EN EL DÍA DE REYES


      En el seno del tiempo fugitivo, se esconde el secreto de nuestra vida, lo mejor de ella y también lo peor, o lo que es decir, para que nada quede fuera, la complejidad y sencillez de una fantástica obra, a la que si se le ha de poner alguna pega es sólo la de su finitud y brevedad.
       También en lo más escondido del paso de los días, se halla el de una edad a otra. Y no es malo el de hoy, en que abrumamos con exagerada profusión de juguetes a los nuestros, para recordar la que, hipotéticamente, se constituiría en la más feliz de todas: la de la infancia, la que debería con su alegría, cariño, y falta de preocupaciones, servir de permanente escudo férreo con el que enfrentarnos más tarde a la jungla y peligros de la azarosa  existencia, la que, con pocas excepciones a todos les espera. Tragedia es, por tanto, la situación actual de tantos niños para los que la infancia no sólo  no constituye una etapa de calor familiar y gozosos descubrimientos, sino el de un calvario de hambre, enfermedades y sufrimientos del que pueden no salir, o, en el mejor de los casos, que los marcará para siempre. Nuestro emocionado recuerdo para ellos y el deseo de que este mundo alguna vez cambie.    

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