jueves, 23 de agosto de 2012

MAR ENCOLERIZADO




     A falta de navíos en las inmediaciones de sus costas, el mar paga su malhumor de atávico cascarrabias con los escasos bañistas que osan desafiarle. Él, ruge y brama como animal de mitológica factura y fiereza. 

     Como ese despliegue de atronadores resuellos no parece atemorizar en demasía a los que semi desnudos hurgan en sus acuosas entrañas, recurre a más contundentes medios y pone en acción inmediata y en orden de batalla a su ejército de olas. Son el fogoso motor de éstas, su constancia, a las que nada amilana;  ni alturas imprevistas, ni la fealdad de bloques, de mil ojos, como colmenas. Y contra las pedregosas riberas y contra un mundo que no es el suyo, pero al que pretenden pararle los pies aterrorizándolo, se precipitan en un continuo abalanzarse y amagos de retirada, muy tímidas luego, para recuperar energías y acometer con más saña y empuje todavía. Su prestigio de infatigable devorador, es el que anda en juego en esta tarde en que vientos y desalmadas olas entonan la misma copla. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario