lunes, 16 de julio de 2012

VIENTOS QUE SE AGRADECEN



     A este viento con el que ha amanecido la mañana habrá que darle las gracias, por mucho que alborote como otras veces nuestro sistema nervioso, ya que ha venido a darle un pescozón al agobiante e insoportable calor de estos últimos días. Por lo demás, también es un alivio para la vista contemplar como un presagio de la intensidad de su furor al friso de nubes coronando a nuestro teatro de montañas, tapando un poco su desnudez, que aunque sea admirable en su naturalidad, algo gana con la transformación para romper la monotonía del paisaje veraniego.

       Es de comentar cómo este ventarrón apaciguador de la altas temperaturas, afecta en igual medida a los animales. Incluso a esta gata blanca que por temporada se refugia en la entrada de mi casa. Sobre todo en época estival, donde no le falta sombra ni comida. Es un sorprendente ejemplo, además, de cariño por un determinado lugar, por el hábitat al aire libre que forman dos o tres calles, donde seguramente nació y donde probablemente morirá. 

      Hace años, con la intención de retirarla del peligro de los coches que no cesan por esta zona, al igual que por cualquier otra, y de un habitual y extenuador vagabundeo, un amigo se ofreció a llevársela a su casa, en las cercanías de Arriate. A los dos días, andaba por aquí de nuevo. Como muchos de nosotros, debe considerar la libertad de dirigir sus pasos y su existencia por donde le plazca, superior a cualquier otra comodidad, a cualquier otro lujo, a cualquier otra prebenda. 

   

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