jueves, 12 de enero de 2012

LA LLUVIA SE RESISTE

                                                                                 
      La lluvia se resiste a bendecirnos en estos últimos meses, y ni siquiera cielos grises como los de hoy, mensajeros preclaros otras veces de abundantes aguas, significan nada más que eso: tiempo insulso, frío si además, como ahora, se deja invadir por persistentes brisas que sueñan con ser vientos y, en ocasiones, lo consiguen, o con soles fuera de estación, de sitio y de mesura, al igual que en las semanas precedentes.
      Hasta la perfección en el orden de la naturaleza, siempre tan cumplidora, se altera cuando algo tan imprescindible como la lluvia escasea. Y no digamos cómo todo ese desbarajuste repercute en nosotros, pobres mortales. Por lo pronto, una aluvión de catarros, de innominadas gripes, de toses que son truenos,  de torrentes de mocos, esputos a raudales, de ojos aturdidos y de cuerpos temblorosos, buscan remedios en centros sanitarios, farmacias y consultas médicas, a unos males que aunque no de una gravedad para preocuparse, nos dejan convertidos en guiñapos, el cuerpo, el ánimo y la voluntad de acometer cualquier cosa de provecho o deleitosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario