Son los únicos amores en los que la posesión conjunta de un número de ellos, el concurso afín a una variedad de nombres practicados, a la vez, por una sola persona, no levantan la condena , la indignación o la feroz crítica de nadie.
En el poblado universo, polifacético y multicolor de los libros, se permite la práctica del amor libre, poligámico, el enamoramiento múltiple y apasionado, la entrega y rendición simultánea a una interminable relación de obras sin edad, de profanas fronteras y profusas procedencias.
Hoy, 23 de abril, día de la festividad del libro con cuerpo, con tamaño y forma, con matiz e impresión, celebrémoslo, un año más, agasajémoslo trémulamente, pasando los ojos con amorosa delectación, con ardor y sosiego, con ternura y ansiedad de amante singular, por las abiertas y albinegras páginas de una de nuestras amadas obras. Una seducción sin parangón, inconfundible, ilimitada, de historias apabullantes, pacientemente nos aguarda.
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