ENGAÑADORA ES LA NOCHE
No siempre es la noche un piélago de aguas calmadas, reparadoras de inquietudes y fatigas, en las que a conciencia sumergirse para dar un mentís al día y decirle que no todo es él, que no todo es claridad y palpitante vida.
No dormir cuando todo invita: la hora, el silencio, la oscuridad que se procura, el reloj del tiempo casi inmóvil, como si no contara añadiendo hojas al libro del caminar y de los años, se diría una traición, un mal pago a la noche y al respeto debido a sus inamovibles y placenteras leyes.
¿O es ella, taimada, la prieta noche, la que hurtándonos lo que es de eterno convenido: un temporal abrigo, una nada vigorizadora, un opio a trapacerías y desdenes, la que urdiendo excusas que no se ven ni se oyen, la que escurriendo el bulto, la muy veleidosa, la que nos engaña y nos condena?
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